«Está cañón»: eufemismo hecho en México

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En este país, la gente bien y las niñas nice, es decir, de nivel socioeconómico alto y familia que sueña codearse con la realeza española, no dicen groserías… o casi no. A nivel informal, sin duda usan expresiones como:

«El examen estuvo cabrón» (según el Diccionario del Español de México, DEM: «intenso, violento, malo o difícil»);

«Es una pésima excusa, no mames» (DEM: «No decir o hacer cosas imprudentes o absurdas»);

«Me robaron la cartera, ¡qué pinche suerte!» (DEM: «que es despreciable o muy mezquino»).

Sin embargo, si se trata de un contexto en el que hay que «quedar bien»,  acuden a eufemismos que dicen-sin-decir:

«El examen estuvo cañón«.

«Es una pésima excusa, no manches«.

«Me robaron la cartera, ¡qué pinki suerte!».

Con la habilidad propia del hablante nativo de una lengua mantienen «el olor» de la palabra original pero le dan un giro, conservan la carga sonora de la grosería pero la suavizan (cabrón-cañón; no mames-no manches; pinche-pinki). Sin razonarlo esperan que, seres verbales como somos, entendamos lo que quieren decir y la carga emocional que desean añadir pero al mismo tiempo notemos que no usan las expresiones vulgares.

Ocurre entonces lo que señala Álex Grijelmo en La seducción de las palabras (Taurus): «Las palabras llegan a nuestro intelecto mediante el sonido […] el cerebro identifica las unidades léxicas y morfológicas, y acude, a velocidad superior a la de la luz, hasta su diccionario mental completo donde busca, con esa rapidez que resulta incomprensible para nuestros sentidos, el significado que se adapta a los fonemas escuchados». Por eso en cuanto un hablante mexicano escucha: «el examen estuvo ca…» de inmediato completa la segunda sílaba en su mente: «cabrón». Si a ello se suma la similitud «cabrón-cañón», se cumple el objetivo de comprender pero notar el eufemismo.

Así, de manera intuitiva, los mexicanos nice (con el gurú Yordi Rosado a la cabeza) van inventando expresiones para dar forma a su pensamiento y a su rol social, algo que todos los hablantes de una lengua hacemos de una u otra manera: qué fascinante apropiación de las palabras. Ahora, que me parezca una mamada esa corrección política ya es otra cosa…

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

12 comentarios sobre “«Está cañón»: eufemismo hecho en México

  1. Imagino que la humedad del Atlántico también influye en el significado de ésa expresión. Está cañón, (en desuso hace muchos años aquí en España) es una frase que -también- utilizaban los niños bien para describir a una mujer. Por ejemplo: Jessica Alba es bella, es bonita, pero Sofía Vergara ESTÁ CAÑÓN.
    Coincidencias y tropiezos del lenguaje a uno y otro lado del océano
    Saludos.
    (no me canso de aprender en este blog)

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    1. No sabía que en España se usaba! Me resulta muy interesante, ¿de dónde crees que pueda derivar esa expresión? Hasta donde sé allá no es común la palabra «cabrón», ¿o me equivoco? Es decir, no creo que sea un eufemismo, como en México…

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  2. «Qué fascinante apropiación de las palabras.» Y que estúpida manera de comportarse, diría yo. Será que prefiero las cosas claras y que detesto con toda mi alma «las medias tintas». ¿No se puede usar un término por ser vulgar? Pues usemos la palabra adecuada y que sea correcta tanto semántica como políticamente (idea que, también, me produce un profundo rechazo).
    Lo que dices, Danioska, no es privativo de México; en EE.UU. es muy común oír «Oh, my gosh!» en lugar del clásico «Oh, my God!» El término «gosh» obviamente es para evitar decir el nombre de dios «en vano», tal como indica la escolástica. En Argentina ocurre lo mismo pero con una expresión mucho más grosera: «Me cache en dié» (expresión que usa términos del lunfardo) se usa en lugar de un terminante «Me cago en Dios»; expresión que suele descomponer a más de cuatro beatas de esas que nunca faltan en toda reunión social, llámese cumpleaños familiar o cola del supermercado.

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    1. Me interesa y parece fascinante desde el punto de vista lingüístico la forma como los hablantes usan/ usamos la lengua de manera intuitiva, sin mayor razonamiento pero con tino. Ya mi opinión de fondo sobre la hipocresía es otra cosa: de acuerdo en que «no debería» ser la forma de relacionarnos.

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      1. Correcto, son dos cosas diferentes. A mí me parece muy atractivo el uso del humor en el lenguaje. Desconozco cómo será en el resto de los países, pero aquí en Argentina (supongo que conocerás algo al respecto) el uso del humor es muy particular y, creo, muy creativo. No hay más que ver la cantidad de bromas que se crean con respecto a los partidos de fútbol.

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        1. Pues no, francamente me confieso ignorante en cuanto a las bromas sobre los partidos de futbol, ojalá me ilustres un poco sobre ello y en general sobre el humor. He ido aprendiendo algunos giros y expresiones (la más reciente es «serrucharle el piso a alguien», que me pareció encantadora) pero me encantaría que me recomendaras algún texto al respecto, si es posible.
          Abrazo

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          1. Textos no conozco ninguno y no creo que se haya publicado alguno al respecto. Podría hacer una pequeña recopilación y publicarla como post. Aunque existe la enorme dificultad de tener que «explicar» el chiste, lo cual le quita gracia y fuerza. Veré si se me ocurre algo.
            Cariños.

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              1. Jaja, es cierto; aunque hoy estaré desaparecido de la red. Tengo que ir a recuperar algunas cosas de manos de uno de esos de los que te cuento: los que molestan robando o molestando al prójimo; léase, en este caso: un servidor.

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