Noche calma. Metida en cama, releo Las Violetas son flores del deseo, novela de la autora mexicana Clavel cuya primera línea establece el tono visual de la misma: «La violación comienza con la mirada». Ricamente escrita, a ratos ilumina, otras veces desgarra. Así llego al capítulo XII, que de nuevo me sorprende: «Para que dos se condenen basta una mirada. Para que se reconozcan y se palpen, para que sepan santo y seña, para que dialoguen, acallen, vociferen en el idioma sin palabras del pecado. Para que lo compartan con ese lazo indisoluble e irrenunciable de la culpa gloriosa, la que proviene del pozo sin fondo del deseo que sólo es hambre e instinto. Una mirada sola. No hace falta más. Para perderse y —¿por qué no reconocerlo de una vez?— también para salvarse, irrevocablemente». -Ana Clavel, Las Violetas son flores del deseo (Alfaguara)
Me pregunto si por eso la vista es tan relevante. No sé, pero me parece que entre los sentidos, sólo la mirada tiene el poder de condenar.
Efectivamente la mirada condena, de ahí «el mal de ojo» 🙂
Besos.
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Claro! No lo había pensado, aunque en ese caso es la mirada de otro la que te condena y por otro lado está, por supuesto, la propia mirada auto-condenatoria. Uff, cuántos infiernos en un par de ojos…
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Ahora veo el tuyo y me inquieto, je,
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Tooooodo tiene una doble lectura, jeje
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Muy cierto, me falta la otra parte para completar la lectura… y tranquilizarme o entrar en modo pavor!!! 🙂
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=)
Abrazo!
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Y el tacto y la musica ? y el gusto y los olores prohibidos? Los cinco sentidos pueden condenarte por igual (sanos pecados a tiempo). Saludos.
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Me parece que todos contribuyen a la condenación definitiva (je) pero estamos inmersos en una cultura netamente visual, donde la mayor parte de las «tentaciones» llegan por la vista…
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¡No puede ser, querida amiga!
Es entrar aquí y querer leerlo todo. No hay texto del que nos hables que se escape a mis ganas de leerlo… Ahora sigo descubriendo a Lispector, esta vez con «Agua viva», pero ¡ya me diste ganas de leer a Clavel! Sobre todo porque me encanta el lenguaje de las miradas que se expresan, de lejos, mejor que cualquier palabra…
Increíble el fragmento que nos traes. Como siempre, vaya, no es nada nuevo…
Besos.
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Hay poca vida para tantos libros!! Un abrazo fuerte (y lector)
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Danioska, por supuesto hay siempre lugar a la ‘disonancia’ y no comulgo mucho con esa visión negativa de Ana Clavel. Al leer tu primera cita de esa escritora me hizo reaccionar de manera instantánea y me llevó a lo que escribi en mi blog en septiembre 2012 (http://vatelechuza.com/2012/09/) en donde anoté mis vivencias de esos dias,, pero que me llevan a otros instantes intensos de ‘cruce de miradas’. Nunca las he vivido como batallas, nunca me han conducido a la ruptura. Alli escribía :
«Visitando aquéllo que nunca desaparece debido a nuestra necesidad de egoísmo, me encontré un destello infinitamente pequeño desde el fondo de su bella mirada.
No necesité mirar su cuerpo, aunque mi carne se exaltaba, pues desde allí, de nuestro iluminado contacto entre mi mirada y su inefable interior, los destellos se cruzaron como espadas y dulces puñales. Tantos momentos, tantos instantes de Amor que envuelven desde dentro nuestros cuerpos tan cercanos como lejanos …son instantes bien presentes de aquél Presente que muchas veces ignoramos, atrapados por nuestro pasado y por esa nostalgia de un futuro no realizado»
Hay quizas una tristeza de lo no alcanzado, pero nunca una violación en mi manera de vivirlo !
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Bueno, por supuesto la cita no quiere decir que toda mirada implique una violación, sino que la violación siempre empieza por la mirada. La cita es sólo un fragmento de la novela y está muy relacionada con la anécdota, no es la voz de Clavel la que habla sino la del personaje. En fin, todo abona a la complejidad de la mirada!!
Abrazo
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Me gustó. Alguna vez tuve yo un libro de Ana Clavel. No recuerdo el título, pero recuerdo haber leído una parte donde una niña entraba en un jarrón y descubría otro mundo, o bueno algo así. Una lástima haber perdido el libro en alguna mudanza.
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No conozco esa novela que mencionas, pero ésta es magistral. Y sí, la cantidad de cosas que se pierden al cambiarse de casa me la explico porque es un mudarse de piel!
Saludos…
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ya me acordé, se llama «Los deseos y su sombra». En fin, benditas las mudanzas.
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Necesarias para renovar la piel y la atmósfera…
Saludos
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Está muy bien el texto, muchas veces ocurre así. El problema aparece porque mirar no es una ciencia exacta y a veces creemos que nos dicen algo con los ojos, cuando en realidad estamos viendo lo que nos gustaría que nos dijesen…
Y al revés por supuesto, sin que yo lo quisiera han leído en mi mirada una intención que no estaba allí. Un abrazo.
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Me pones a pensar: habría que explorar ese lenguaje de los ojos, su lingüística, su semántica y hasta su ortografía.
Abrazo
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Aunque el nombre no me es nuevo, no he leído nada de esta autora pero la presentas muy bien. Habrá que ponerla en la lista. ¡Cuándo voy a tener tiempo yo! Mi macabra asociación automática: «we begin by coveting what we see every day», Thomas Harris, The silence of the lambs.
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Muy macabro estás, querido. Lo «peor» es que recuerdo bien esa escena de la película (no he leído el libro en el que se basa) y me da escalofríos.
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En uno de los pocos libros de este género que haya leído. No es lo que suelo leer. Los otros dos: así nos quitamos las dudas (y los gocé muy-mucho) fueron «Salem’s Lot) de Stephen King y «the Exorcist» William Peter Blatty: ma-ra-vi-llas.
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Pues me ganas por mucho, hasta donde recuerdo no he leído ninguno en esa línea. Quizá lo más cercano sería We Need to Talk about Kevin, de Lionel Shriver (que también hicieron película, pero no he visto): fenomenal.
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La peli es maravillosa: Tilda Swinton es una garantía, ahora mismo no recuerdo quien dirige. El libro lo tengo pero aún no lo he leído. Sé sólo que son cartas de la madre al padre del adorable muchacho.
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Es un libro impresionantemente crudo, de esos que cuesta trabajo seguir leyendo sin salir primero a tomar aire. Yo no tenía idea de qué trataba y me impactó mucho.
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Clavel escribe, «la violación comienza con la mirada”. Sabina canta, «ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos». Y continúa, «los sentidos sienten sin miedo…», y lo celebro.
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Celebración por partida doble!
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La mirada es el más importante sentido utilizado en el juego de la seducción. Cuando leí la primer línea que transcribes de la novela, recordé de inmediato lo que dice el personaje de Hannibal Lecter, cuando da pistas sobre la identidad de un asesino serial: «¿Qué es lo que envidiamos? Lo que vemos a diario» La cita no es textual, claro; pero la idea es esa: «La violación comienza con la mirada» tiene la misma fuerza expresiva dentro del juego literario (el cual, como bien sabemos, es más rico cuando establece nexos con la realidad).
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Es verdad, algo así dice Lecter y conecta bien con la novela de Clavel, sobre la que no revelaré mucho pero tiene que ver con el deseo que despierta una niña en un familiar suyo.
Ay, la mirada, cuántas tragedias causa pero también de qué modo nos lleva a las realidades más altas a través, por ejemplo, de la belleza…
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Ah, pero qué bien caló la conexión entonces… Sí, la mirada es, creo, el sentido fundamental de toda la tragedia y de la comedia humana.
Si hay algo de lo que me alegra de haber vuelto al blog es de estos cruces de comentarios contigo y con un par de personas más. ¡Menuda usina de ideas uno encuentra por aquí!
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Pues los más alegrados vamos siendo los otros/nosotros, pero no discutamos: lo bueno es que estás de vuelta.
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