Ritual de sábado: frente a mis estantes de libros, escojo al azar alguno leído hace tiempo y repaso algún fragmento. Es como volver a saborear un dulce que ha esperado por años pero conserva el sabor intacto. Esta vez mi mano toma un tour de force de Óscar de la Borbolla, lúdico escritor y filósofo mexicano. Se trata de cinco cuentos, cada uno de los cuales está escrito con una sola vocal. Me gustan estos experimentos con la lengua. Aquí, el inicio de «Cantata a Satanás»:
«Abraham amaba a Sara cada mañana clara: pasaba la manaza, arañaba la lana, arrancaba la bata, la abrazaba; clavaba las garras hasta matarla. Sara atarantada callaba harta, Abraham la cansaba. ‘Ya nada habrá —mascaba tras la sábana—, ama a la mala: ataca, aplasta, brama’. Abraham acababa, apartaba la cara, jamás apagaba la flama a Sara, gran dama avasallada […]». -Óscar de la Borbolla, Las vocales malditas (Joaquín Mortiz)
Genial, me fascina la originalidad y las «cosas», fuera de serie. Las piezas literarias son únicas, igual que los seres humanos, pero contrario a ellas, estos últimos se empecinan en ser copias y ecos de otros y castran su creatividad. Un abrazo con un manto bordado de mucho cariño!!!
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Mientras leo en mi sillón favorito, me tapo con el manto…
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Por favor, no te tapes los ojos, no nos vayas a privar involuntariamente, a nosotros los mortales, del destello muticolor de tu mirada de diosa…
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Dios mío, qué barbaridad de cumplido!!
Abrazo…
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jajaja, me vas hacer morir de la risa. Un abrazote amiga escritora!!
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=)
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Me encantó!! s facil de obtenerlo fuera de México??
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No lo sé, lo voy a buscar en Amazon!
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Sí está en Amazon, querido, en US9.99!!
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«Con tanto inglés no sabía.. decir: yes» no sé por qué traigo está canción de Pablito Milanés en la cabeza. Creo que había ecos en una de las piezas que interpretó el monstruoso (en todos los sentidos) Ahmad Jamal en el concierto de hoy. Estoy divagando. Tu libro (que no he leído, para variar) me envía a otro del que te había hablado: el intraducible «exercices de style» de Raymond Queneau: una historia breve y banal escrita en 99 variaciones para explorar hasta la exasperación «los limites» (en realidad las infinitas posibilidades) de la lengua francesa. Hubo alguien que se atrevió a traducirlo en italiano, traicionándolo completamente… re-escribiéndolo… usando a Queneau como espejo y excusa, pero en manera magistral. Una delicia en su edición bisexual, pardon!, bilingüe.
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Esercizi di stile di Raymond Queneau, traduzione di Umberto Eco. Había olvidado lo más importante.
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No conozco los «exercices de style» pero suenan geniales, tanto en su versión original como en la traducción de Eco. Me imagino la cantidad de ecos que debe tener cada uno. Trataré de conseguirlo… (Gran tip)
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De repente me vino a la cabeza la novela sin e que escribió Georges Perec. Y que Queneau y sus exercices de style, pero ya veo que Triste Sina te ha hablado de ellos.
El roman de Perec del que te hablo: http://fr.wikipedia.org/wiki/La_Disparition_(roman)
Besos.
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Oye Z. que soy más que una cara bonita 😉 je,je… el libro de Perec no lo he leído. ¿recomiendas?
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Yo no lo he leído tampoco, me hablaron de él en clase. Sin embaro, leí «Les choses» y me gustó bastante 😉
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Qué genial! Suena a lectura obligadísima y ya vi que en la traducción al español la letra suprimida fue la «a». Voy a ver si lo consigo en francés pero si no lo logro lo busco en español, que también parece interesante.
Una de esas recomendaciones que me hacen el día, muchas gracias!!
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Este post me recuerda una canción titulada «Boscoso, fogoso». Si encuentro la letra, compositor o intérprete, te la mando.
Mientras tanto, va un beso hondo, como el de Miguel Hernández:
«Llegó tan hondo el beso
que traspasó y emocionó los muertos.
El beso trajo un brío
que arrebató la boca de los vivos.
El hondo beso grande
sintió breve los labios al ahondarse.
El beso aquel que quiso
cavar los muertos y sembrar los vivos».
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No conozco la canción pero suena que va en la misma línea. En cuanto a los versos de Hernández, un beso así revive muertos y hace girar el mundo…
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Danioska: debe detenerse, ejercer depende de emergentes desmelenes.
Deletree célere el desespere.
Eleve efervescente el beber en el césped.
Desee deferentemente que centellee el célebre.
Creerle celeste desprende edén.
(Enrede en breve desde el Mercedes Benz.)
Decrete leerle, es decente!
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Me encantó «Decrete leerle, es decente», podemos incluso usarlo como lema: «Decrete leer, es decente», je.
Gracias por el lipograma!!
Abrazote
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