Cuando una funeraria es el mejor negocio

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«Era admirable la entrega y el ansia de superación por parte de los cárteles. Apenas se registraba una jornada violenta histórica en la región, la consigna era que el día siguiente resultara más sangriento. Hasta que alcanzamos la cifra de dieciséis ejecutados en veinticuatro horas».

Ésa es la realidad de Torreón, Coahuila, ciudad al norte de México que se desangra entre cárteles rivales. Más allá de la droga, los narcos son dueños de las calles, los negocios, la política, las vidas y muertes. Ellos han hecho que las funerarias se multipliquen en la región a partir de la guerra contra las drogas iniciada por el ex presidente Calderón. El narrador Carlos Velázquez lo retrata en El karma de vivir al norte (Sexto Piso), soundtrack de estampas narrativas sobre esa olla de presión fallida que es la frontera: en vez de estallar, se opta por la «domesticación de la violencia» mientras se canta cumbia. Decapitados, ráfagas de ametralladora, cierre de calles, homicidios y secuestros marcan los días de quienes viven encabronados y asustados pero aguantan, aguantan siempre más.

Es un libro crudísimo pero impecable, con chispazos de humor y con el valor añadido de que no es «crónica» formal, sino una visión personal que coquetea con el testimonio, la narrativa y hasta el ensayo y que, por lo mismo, involucra las entrañas. Así, el escritor se presenta como consumidor de sustancias y padre de una niña de cinco años, a medio camino entre el deseo de cuidar a su hija y las ganas de arriesgar la vida en salidas y borracheras porque «no debíamos permitir que el crimen organizado nos arrebatara la ciudad». Escrito con güevos, ojalá se pudiera decir que Velázquez exagera, que estar vivo hoy en Coahuila no es una proeza.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

6 comentarios sobre “Cuando una funeraria es el mejor negocio

  1. Entrada que por diferentes motivos me recuerda a dos series, una «The Bridge», que aunque no a fondo si es de las pocas que trata del asunto de fondo que cuentas.

    Dos, por el título, «Six Feet Under», no sé si las funerarias son el mejor negocio, pero que dan pie a grandísimas series no me cabe duda.

    Besos ojito.

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  2. Los de Six Feet Under que nombra Dess me vino a la memoria al leer el título del post, pero la idea, una vez leído el texto, no pasa de ahí. Una cosa es la ficción (aunque haya alcanzado niveles de excelencia) y otra es la realidad cruel y dura que se vive cada día en en el norte mexicano. Es doloroso ver a un país hermano sumido en contradicciones tan profundas. Más allá de eso hay mucha tela para cortar en el plano político. Hace tres días, en Uruguay, se legalizó el consumo de marihuana. Los periodistas y políticos de derecha (de acá, de Argentina) pusieron el grito en el cielo, pero el argumento de Mujica es válido: atacar al narcotráfico a través del mercado, ya que no ha sido posible lograr nada a través de los canales legales y represivos. Es todo un tema, sumamente complejo (y no vamos a comparar el problema uruguayo con el problema mexicano).
    Con respecto al tema central del post, no me queda otra opción que reconocer que eres una lectora voraz y maravillosa D.; transmites sensaciones tan certeras que uno tiene la sensación de haber leído todas esas páginas. De los altos valores que te adjudico, sin duda éste es el más notable y, ya te lo he dicho, el que más «envidio». Yo para decir lo mismo necesitaría una hora y media.
    Abrazote enorme y ojalá que algún día la paz reine en México y en toda Latinoamérica.

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    1. He estado pendiente de la legalización de la mariguana en Uruguay porque sin duda me parece una alternativa para empezar a atacar el asunto desde donde puede doler más: el mercado. Está más que probado que los métodos represivos fallan de todo a todo, así que hay que empezar a buscar otras salidas. Ya lo decía creo que Einstein: loco es el que sigue haciendo las mismas cosas pero esperas resultados distintos.
      Gracias, querido, pero en realidad el mérito está en las lecturas que tengo la suerte de elegir y que simplemente hacen que la pluma se suelte para tratar de expresar lo que generan. Si algún talento tengo creo que es ése: tener olfato para los buenos libros/ autores.
      Abrazo y sí, ojalá eso suceda pronto. Me duele tanto mi país como no sabes…

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