Los pasatiempos de un autor que respeto me generan una enorme curiosidad, porque más allá de ser una forma de «entretenimiento», resultan claves cifradas a lo que distingue su pluma. El narrador Truman Capote, muerto hace exactamente 30 años el día de hoy, dijo en entrevista a The Paris Review (1957) que lo que prefería hacer en su tiempo libre era: conversar, leer, viajar y escribir, en ese orden.
No me sorprende que fuera obsesivo, que en sus propias palabras creía leer «demasiado» y tenía una pasión especial por los periódicos (afirmaba devorar cada día «todos» los diarios de Nueva York, más las ediciones dominicales y algunas revistas), además de «unos cinco libros a la semana». No sé si lo de los cinco libros sea literal, me quedo con el mensaje de fondo: leer sin tregua.
Él, como tantos otros autores, leía mucho más de lo que escribía. Es una ecuación que intento no olvidar si quiero lograr algo digno con mi escritura.
Empiezas a leerlo y no puedes parar. sus cuentos son grandiiosos, los que escribió relacionados con el dia de gracias y el de la navidad. por aqui una liga para quienes desean leerlo http://teecuento.wordpress.com/2009/11/27/una-navidad-de-truman-capote/
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Qué bien, muchísimas gracias, Rubén, por el enlace al cuento! Genial!!
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Es un buen consejo leer más de lo que se escribe
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Totalmente, podría ser incluso una garantía «anti-bodrios».
Saludos y gracias por pasar
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El libro que más me ha impactado fue «A sangre fría».
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Sí, coincido, aunque también como cuentista fue buenísimo.
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Me llevo el enlace del cuento.
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Por supuesto, a disfrutar…
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¡Hola!
No creo que haya una fórmula única que se pueda establecer para todos: si leer más o menos te haga mejor escritor. Lo que sí creo es que es muy necesario saber leer bien, y también tener las antenas bien en alto y la mente muy abierta para recibir lo más posible de este mundo (y no nada más de los libros). Tal vez eso sí nos haga mejores escritores, o al menos mejores lectores.
Un abrazo.
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Fórmulas infalibles no hay ni para cosas más predecibles, como los pasteles (lo dice alguien que cocina fatal, je). Por supuesto, no hay fórmulas únicas pero ayuda lo que llamas «leer bien» y luego buscar la manera de incorporar ese bagaje en lo que uno escribe. Ademas, leer mucho suele hacer que uno sea más crítico con su propio trabajo, lo que en general viene bien. Y ya que lo mencionas, querido Enrique, me encanta lo de ser «mejor lector». En efecto, es posible ser buenos (o mejores) al acercarnos a la página impresa. Gran concepto.
Un abrazo
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Muy bien, Danioska.
Entonces queda establecido. Cuando invites a ese alguien yo llevo los pasteles.
😉
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Trato cerrado. Y yo pongo unas ricas pizzas gourmet (de Domino’s).
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Leer, leer y leer sin ninguna duda. 🙂
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De eso se trata el juego, querida.
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Yo creo que lo más importante es la respuesta a qué prefiere hacer uno en su tiempo libre. También planteado a veces de esta otra manera: qué podrías hacer todos los días del resto de tu vida sin aburrirte. Para mí la respuesta es: pescar, leer, construir y escribir, en ese orden. En definitiva es tener claro aquello que nos produce placer. He hecho la prueba y en general entre gente que escribe, casi siempre nombran cuatro cosas; de manera casi infalible, leer es la segunda y escribir la cuarta.
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Interesante lo que planteas, lo de que entre gente que escribe leer es segunda opción y escribir es cuarta. En mi caso creo que leer sería primera alternativa y escribir segunda, después vendría cuidar mis plantas y salir a caminar. En fin, andamos por los mismos rincones. Tengo que decir que envidié mucho tu primera opción, pescar. Sólo una vez lo hice y me gustó, pero me parece que debe ser un riquísimo pasatiempo relajante.
Saludos
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Leer en un bote en el medio del río más que relajante es éxtasis en estado puro. He releído Memorias de Adriano mientras pescaba y si creyera en tal cosa, diría que es lo más cerca que he estado de dios.
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No lo dudo, suena totalmente extático. Qué envidia rozar así la boca del dios inexistente.
Saludos
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Me impactó mucho, creo que en una conversción con su alter ego en Música para camaleones, aquello de: «Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio». Por no insistir con su grandísima novela recomendaría su retrato de Marilyn Monroe, leo en internet que una de las últimas cosas que escribió. Abrazos Danioska.
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No conozco el retrato de la Monroe, buscaré ese interesante diálogo de personajes.
Abrazo para ti
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El retrato lo sacó Anagrama en el volumen Retratos (de Capote). La cita juraría que estaba en aquel diálogo consigo mismo que creo estaba en Música para camaleones (pero lo busco y lo busco y me temo que lo presté, no puedo asegurarlo).
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