Mi primera vez en una ambulancia

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Nunca me había subido a una. Esta vez acompaño a mi mamá al hospital, junto con sus 84 orgullosos años. Creemos que puede ser un infarto porque tiene muy fuerte dolor de pecho y abdomen, debilidad extrema. Voy sentada a su lado, le acaricio la mano mientras le toman signos vitales. No habla. Ella tiene dolor y yo tengo mucho miedo, pero trato de controlarme. También mi hermana, que viene al lado y mi hermano, que nos sigue en el auto. Cuando todo parece normal me relajo un poco cruzando palabras con Iván, el doctor en turno. Éste es su trabajo pero los fines de semana es voluntario de la Cruz Roja. «Me encanta, es como un vicio». Yo estoy a años luz del disfrute adrenalínico.

Llegamos al hospital, la revisan, estudios y más estudios. El olor de un hospital enferma a cualquiera, pero qué bueno que existan. Por fin, de madrugada la dan de alta. El diagnóstico es una úlcera severa. Por Fortuna no voy a recordar este primer viaje en ambulancia como espantoso. Lo que es un hecho es que espero que sea el último.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

48 comentarios sobre “Mi primera vez en una ambulancia

  1. Mi primer pensamiento fue pensar que yo nunca habia viajado en una ambulancía… hasta que recorde que si, que ya habia viajado en una, pero estaba tan abrumada por el dolor que sólo recuerdo a alguien repitiendome como si fuera un mantra – resiste, ya casi llegamos

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    1. Y además tengo que decir que tantos los pararmédicos de la ambulancia como los médicos del hospital fueron muy amables, humanos, serviciales. Vaya, así todo se hace más ligero.
      Gracias, Verosi, un abrazo para ti

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    1. Cuando en la ambulancia nos dijeron que sus signos estaban bien, que el corazón trabajaba normalmente, nos pudimos relajar un poco y entonces, ahí dentro, empecé a pensar la cantidad de situaciones límite que se habrán vivido ahí dentro. Uy, da frío de imaginarlo.
      Abrazos, Manolo, gracias.

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    1. Claro, esas edades son poco amables, todo empieza a fallar y de inmediato uno recuerda la extrema fragilidad de la vida. Te habrá pasado, como a mí, más de una vez, Bella. Espero que su cuerpo reaccione bien al tratamiento.
      Abrazo para ti, con cariño

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  2. Me tocó dos veces… La primera el paciente era yo con infarto… La segunda acompañando a mi mujer que en un accidente en casa se había golpeado la cabeza…
    Prefiero la primera… Es muy feo llevar a un ser querido al hospital.
    Que todo salga bien.
    Un abrazo.

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    1. Uy, como digo, qué bueno que existen ambulancias y hospitales para que los infartos no tengan que ser sinónimo de tragedia, como en tu caso, erebo. Y sí, es fatal llevar a quien uno quiere y no saber si van a regresar juntos. Un abrazo

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  3. Me alegro que esté algo mejor.
    Por lo que recuerdo, creo que solo viajé una vez en ambulancia cuando casi me moría. Y durante el trayecto pensaba que era bastante incomoda con tanto tumbo que sentía tumbado en aquella camilla.

    Besos.

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  4. Es una sensación extraña. Es como si el tiempo se detuviese dentro de esa cabina con ruedas. Por fortuna tu saldo ha sido positivo. En mi caso comí de los dos, el positivo y negativo. Con tu post, vuelvo a esos momentos que parecen interminables, pero que suelen ser un par de horas, o minutos.
    Julia querida, me alegro que todo esté bien por allí; y qué solo haya sido un susto.
    abrazote!!

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    1. Así es, todo va marchando bien con mi madre, por Fortuna (siempre lo escribo con mayúscula, en referencia a esa deidad romana caprichosa que a veces nos pone arriba de la rueda pero en un abrir y cerrar de ojos, sin motivo alguno, da la vuelta a la rueda y nos pone abajo).
      Un abrazote

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  5. Lo primero y mas importante es que ella esté mejor….lo segundo…que paradoja que siendo tan necesarios estos lugares y que siempre están a nuestro servicio en momentos tan complicados, al tiempo los percibamos siempre como sitios inhóspitos
    Un abrazo para las dos

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    1. Sí, cada día va mejor, muchas gracias. Y por supuesto, es una total ironía lo que señalas: qué bueno que existen hospitales y ambulancias pero al mismo tiempo qué poco amables son. En fin, contradicciones ante la muerte que nos asusta tanto y a la que no sabemos bien cómo acercarnos.
      Abrazo para ti

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