Aquí, un pasaje sustancioso de ese libro que yo quisiera leer en el bendito Día del Trabajo (uno de descanso por un año de productividad) y también en los otros 364. Y es que dice cosas necesarias en estos tiempos de exceso de chamba, de estrés y prisa perpetua, de urgencia de ocio y lectura pausada:
«Hay una angustia de la velocidad que consiste en la renuncia radical a la vida, el olvido del ser. Si bajo la estructura de la jornada de trabajo el tiempo ya no nos pertenece sino que le pertenecemos a él, cuánto peor si esa jornada se prolonga indefinidamente y nos sigue a todas partes con trabajo que se lleva a casa, balances que se resuelven durante el viaje en avión, llamadas que no cesan a la hora de la comida. La angustia de la velocidad es sacrificio del tiempo propio (el tiempo del sueño y la conversación, del amor y el cuerpo, de la contemplación y de todo lo que sirve al placer de la gente libre), por tiempo ganado (el tiempo de los negocios) […] La literatura puede ser ese vehículo silencioso y lento que recorre las avenidas de la noche a contracorriente, un vehículo excéntrico y remiso donde la gente se desplaza en dirección opuesta a los flujos financieros».
-Vivian Abenshusan, Escritos para desocupados (Sur+), pp. 61 y 69.
Ésa es otra de las razones porque las que amo los libros: porque son una manifestación deliciosa de mi tiempo propio, felizmente improductivo.
Mi querida, muy genial y apropiado para el día y para recordar siempre. ¡Me gusta!
Un abrazo gigante.
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El pasaje es sabiduría pura, apropiado para recordar con frecuencia. Abrazos, querida mía
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Aplausos de pie para la autora del libro y agradecimientos perpetuos a quien nos lo compartió y enseñó. Creo que no es necesario destacar la compatibilidad de pensamientos contigo y con el texto. Tan así es esto que hasta he intentado poner manos a la obra al respecto. Con respecto al uso de los términos «productivo / improductivo» bueno, voy a caer en la tontería común de recordar que, como buenas expresiones capitalistas, es necesario invertirlos, etc. Me animaría a sumar a la literatura como vehículo al pensamiento mismo, al arte en general, al erotismo, a la amistad; en suma: al hedonismo en sí (¡Larga vida a Epicuro, carajo!).
Abrazos hedonistas (la otra vez no lo dije por temor a que se malinterpretara; hoy lo digo porque viene al caso, porque se entiende y, sobre todo, porque quiero).
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Resumo tu aportación en: las letras como vehículo de lo que vale la pena, querido. Y sobre todo me sumo tanto al «larga vida a Epicuro, carajo» como al abrazo hedonista. Claro que sí.
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Por cierto, fui corriendo a buscar el libro y Wow (o Guau, que no es lo mismo aunque lo intente). Gracias, gracias, gracias (Señores de WordPress, repítanlo hasta llenarle la casilla de comentarios).
Abrazos.
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Qué bien, lo vas a disfrutar! Vivian fue compañera mía en la universidad y hace unos años fundó la editorial Tumbona Ediciones, la misma que publica la espléndida colección Versus, de la que hace poco hablé. Ella es brillante a morir, lúcida y rigurosa en su escritura. Una pluma necesaria hoy.
Abrazos
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¿Qué les daban de comer en esa universidad? Maravillosa generación… En la página oficial de Tumbona Ediciones se puede descargar el libro de manera gratuita; así que no hay sentimiento de culpa alguno (lo digo por si algún contertulio se quiere acercar allí).
Abrazos.
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No sabía que el libro se podía descargar gratis pero no me extraña nada. Vivian es de las más brillantes defensoras de la idea de dar libre curso a las ideas y eliminar el copyright. Me alegra mucho haberte dado a conocer su trabajo, me hace muy feliz porque es una intelectual admirable desde todo punto de vista.
Abrazo
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Muchas gracias por compartir esto. Me gusta!
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El libro es fantástico, no hice más que citarlo.
Gracias por pasar, un saludos
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