«El plagio bien hecho es una obra de arte»

Uno de los hermanos Posin
Uno de los hermanos Posin

Son tres hermanos, de apellido Posin. Reproducen cuadros icónicos de la historia del arte, desde la Gioconda hasta El nacimiento de Venus de Botticelli y varios de Rembrandt, entre muchos otros. El verbo parece exacto: desde su taller en Berlín no intentan hacerlos pasar por originales, no cometen fraude, no los copian sino los re-producen, desde buscar lienzos envejecidos y crear pigmentos que logren el tono exacto del original, hasta hundirse paso a paso en el proceso psicológico del creador y darle su alma. Y aunque venden sus obras por precios que alcanzan los 10,000 euros, afirman que lo que les interesa es el arte, no el negocio, porque el plagio bien hecho es una obra de arte. Por eso, cuando algún museo despistado ha querido dar por original un cuadro suyo, ellos han afirmado: «es nuestro». Los Posin ya cuentan con un museo en Brandemburgo que expone solamente sus trabajos y recibe unos 5,000 visitantes por año, felices de ver de cerca piezas cuyos originales nunca podrán admirar en Nueva York o París. Pero lo que más me alucina es que dan un paso más: llegan a reproducir obras que no existieron, a partir de imaginar que equis artista hubiera pintado tal escena exactamente así. De algún modo se vuelven la conciencia viva del creador que murió hace siglos (o ayer). ¿Así o más fascinante su historia?

Quienes rondan los pasillos de este blog saben que el tema de la originalidad me interesa mucho, sobre todo por lo que toca a mi propio proceso de escritura. He subido varias entradas sobre el asunto (abajo están los enlaces), porque me apasiona hilar en torno a preguntas como: ¿Puedo ser totalmente original cuando a diario recibo estímulos de todo tipo, la mayor parte de los cuales no escojo ni filtro conscientemente y, por tanto, mañana quizá incorpore en un poema alguno de ellos sin saberlo? ¿Considero un valor sacrosanto la originalidad vista como crear-de-cero o más bien la entiendo como la reformulación de influencias? Me encanta lo que dice Jonathan Lethem en ese texto central que es Contra la originalidad (Tumbona Ediciones): «[…] es evidente que la apropiación, la imitación, la cita, la alusión y la colaboración sublimada forman una especie de sine qua non del acto creativo y atraviesan todas las formas y géneros en el ámbito de la producción cultural». Por supuesto, estoy convencida de que no se crea desde la nada y en cambio prefiero entender la originalidad como la revigorización de influencias y lecturas a partir de nuevas combinatorias.

El tema cobra fuerza especial en estos días, cuando el escritor argentino Pablo Katchadjian fue demandado por María Kodama, voraz viuda de Borges, por la publicación de El Aleph engordado, intervención que dejó intocado el cuento original, pero al cual añadió 5,600 palabras. Me parece que hay mucho que pensar y discutir sobre el asunto, como centrarnos en la calidad literaria de la nueva obra y dejar de rasgarnos las vestiduras por las parodias o revisiones hechas a una obra canónica. Pero, hablando de Borges, los Posin vienen a ser algo así como la encarnación de unos Pierre Menards de la pintura. Tres veces fascinantes.

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Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

11 comentarios sobre “«El plagio bien hecho es una obra de arte»

  1. La primera cosa que me viene a la mente es el relato sobre el hombre que escribió el Quijote, del mismo Borges. La segunda es sobre el sentido de reproducir una obra de arte, antes de Warhol, incluso por su mismo autor y el sentido de esto. De la propuesta de los Posin me quedo con el arte imaginado, operación que mi cabeza asocia con parte del cine de Todd Haynes y su inclusión de un imaginario homosexual en el cine de género de los años 40 y 50, el resto personalmente no lo comprendo. Si tuviera mi ordenador trataría de que mi comentario tuviera algún tipo de sentido pero es que el iPad puede conmigo. Las influencias son como la técnica: imposible prescindir de ellas; sin embargo hay que trascenderlas. Recuperarlas, incorporarlas y hablar con voz propia. Dar ese paso más allá que muchos esclavos del método no consiguen y quien método no posee y/o se cree sin influencias, no es siquiera capaz de dar. Jean-Luc Godard dijo algo así como: «no importa de donde tomas las cosas sino hacia donde las llevas». Hay una cita muy buena de Jarmush donde cita al diré tor francés pero… es que el iPad me mata. Confusamente tuyo…

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    1. Justo Pierre Menard es el hombre que escribió el Quijote, en el cuento homónimo de Borges. Y sí, me encantó de los Posin el tema del arte imaginado, es decir, fantasear cómo hubiera pintado (o escrito) un artista admirado, meterse en sus zapatos y tratar de ver la vida desde sus ojos. Me parece una operación mágica a morir. También me gusta lo que dices, querido (no wonder): es imposible prescindir de las influencias pero el reto está en trascenderlas. Añadiría: creo que se trata de no negarlas ni tampoco sobredimensionarlas, sino ponerlas en la repisa que les toca y aprender a vivir con ellas, en torno a ellas, más allá de ellas.
      Abrazo confuso que se aclara por el hecho mismo de abrazarlo a usté

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  2. Tal vez todo se trate de consideraciones semánticas ¿Qué significa «original»? Como bien destacas en la entrada, nadie crea por «generación espontánea» y aunque alguien crea que así lo hace sin duda podemos decir que no es consciente de las influencias de sus precursores. Creo que si uno no se dedica al plagio de manera directa, toda re-creación es original (luego, si quieres, podríamos discutir una gradación en el tema de la originalidad. La escala Dia-Bor de creaciones originales; donde 0 sería plagio y 10 el acto creador cercano al genio original absoluto). Traigo nuevamente a Borges aquí (ya sabemos que el tío habló de todos los temas): ¿qué nos dice cuando toma al asesinato de un hombre a manos de otro como «es la historia de Caín que sigue matando a Abel»? Y la misma idea cuando un hombre y una mujer se aman y los relaciona o hermana con Adán y Eva. Cada acto que llevamos adelante es original en sí mismo, único e irrepetible. Cada vez que despertamos, renacemos; cada vez que acariciamos a alguien, tocamos su piel por primera vez.

    Abrazos.

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    1. No conozco la escala Dia-Bor, pero suena como que me interesa, je. Y qué rico que recuerdes aquello otro de Borges sobre Caín o sobre Adán y Eva. Al final, todo ya se dijo, se trata de decirlo distinto, con un giro, recrearlo, refrasearlo, no quedarse paralizado sabiendo que hay poco nuevo pero sí estirar la liga del asombro para intentar siempre el ángulo distinto. En eso estamos, ¿o no?
      Y luego ese final soberbio, verso de un poema que se vislumbra: «cada vez que acariciamos tocamos la piel por primera vez». Chapó.
      Abrazos

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      1. Creo, modestamente, que es así, D. Fíjate que lo que yo dije también podría ser una paráfrasis de lo que dice Jonathan Lethem (tengo que conseguir ese volumen). Cuando he leído un libro que tú has recomendado, por ejemplo, tu recomendación se suma –lo quiera yo o no– a la lectura del libro. Tu mirada y tu apreciación influyó, de una u otra manera (a veces las coincidencias no son totales, por fortuna) en la lectura que hice del texto. Ésa es otra manera de aceptar o reconocer las influencias.

        Abrazos.

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  3. reproducir no es plagiar. citar y agradecer al autor original no es plagiar. plagiar es robar. Por lo tanto, los posin no plagian. pero no entendí… ¿al final usted defiende el plagio?

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