De cuando dos palabras incitan a asesinar

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El lunes pasado, la fuga del Chapo Guzmán me obligó a descargar la bilis en un texto que giró sobre ese tema (da click aquí para leerlo), de modo que esta semana quedó huérfana de #LunesDeMonos. Para reparar en algo el equívoco, celebro por esta vez un viernes de cuasi monos con esta cita impecable del argentino Fontanarrosa. Porque sí, una vez me incitaron e invitaron al asesinato y por poco lo celebro (el asesinato, no la incitación), así que hoy la sola palabra me genera taquicardia, angustias. Vámonos tratando mejor, sin tentaciones de crimen de por medio.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

10 comentarios sobre “De cuando dos palabras incitan a asesinar

  1. ¡Cómo se lo extraña al negro! Era un lujo leerlo a través de sus textos o de sus viñetas diarias en Clarín. Lo que celebro, sí, es tu nueva visión de las relaciones. Tranquila, siéntate a orillas del río… y ya.

    Abrazos.

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    1. Ese río que nunca es el mismo (y nosotros ídem) es un atinado símbolo del tema en cuestión: ¿por qué un juramento a permanecer por toda la vida con alguien cuando la esencia misma de la vida es el cambio? Con lo bonito que sería poder renovar los votos cada, digamos dos años. =)
      Abrazos

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      1. Exacto. Ésa es una idea que siempre me pareció atinadísima. Claro, además, a fuerza de utópico, imagino esa decisión tomada con la madurez y la conciencia plena como para despedirse (si fuera el caso) con un abrazo afectuoso y «nos vemos» o algo así. La vida, como bien destacas, es algo móvil, cambiante; y esa movilidad no siempre nos lleva por la misma ruta. Cuando lo hace, pues fantástico, cuando no, pues fantástico también, fue un enorme placer el haber andado un tiempo juntos.
        ¿Sabes cuál es el problema del mundo D.? Que no han leído a Epicuro ni a Lucrecio. Los predicadores de la muerte han ensuciado a la historia y a la humanidad toda ocultando a estos dos grandes amigos; y así nos va, también.
        Abrazos.

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        1. ¡Lucrecio, uno de mis gurús! Sí, querido, estoy cada vez más convencida de que prometer cosas «para toda la vida» es tan irreal como peligroso. ¿Cómo sé quién voy a ser en 10 años? Muchos menos en 30. Lo único que puedo jurar es ser auténtica y leal, mirar de frente y estar dispuesta a renovar cada día mis votos de cariño, sin violentarme ni violentar al otro. Más allá, no me atrevo ni quiero atreverme.
          En fin, leamos y disfrutemos el camino a Ítaca.
          Beso

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  2. El querido negro!! Qué maravilla lo trajeras hasta aquí. Celebremos la vida, que es mucho más rica e interesante, a pesar de que más de una vez se nos escape la rabia y nos sintamos tentados de pasar guadaña.

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    1. Quienes conocemos nuestra grosera paciencia y altísima propensión al asesinato parejil sabemos que es mejor que no intentemos el matrimonio. Ustedes, seres razonables y pacientes, sean felices. =)
      Abrazote

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