Se anuncia el nombre de la ganadora: este año es Sveltana Alexievich, de 67 años, nacida en Ucrania. Primera noticia.
Me entero de que la Academia Sueca reconoce sus escritos «polifónicos, un monumento actual al sufrimiento y al coraje».
Que empezó trabajando como periodista y su estilo es un collage de voces, de emociones sobre conflictos como Chernobyl, la guerra de Afganistán, la era post-Unión-Soviética.
Que su primer libro, de 1985, podría traducirse como La guerra no tiene rostro de mujer. Se basa en entrevistas con cientos de francotiradoras, pilotos y conductoras de tanques que participaron en la Segunda Guerra Mundial, pero al terminar el conflicto fueron olvidadas, cuando los hombres se apropiaron por completo la victoria. El planteamiento no es malo. Espero que no caiga en el lugar común de creer que algo es importante sólo porque lo hicieron mujeres. U hombres.
Entro a su página de Internet y encuentro un texto suyo que se llama Una búsqueda del hombre eterno. En lugar de biografía. Dice mucho de la escritora detrás de los libros (la traducción de los fragmentos es mía):
«Busco notas, matices, detalles sobre la vida, porque lo que me interesa no es el evento como tal, no la guerra como tal, no Chernobyl como tal, no el suicidio como tal. Lo que me interesa es lo que pasa en el ser humano, lo que le pasa. Cómo se comporta y reacciona. Cuánto del hombre biológico está en él, cuánto del hombre de su tiempo, cuánto hombre del hombre».
«No sólo hago la historia marchita de eventos y hechos. Escribo una historia de los sentimientos humanos. Lo que la gente pensó, entendió y recordó durante determinado evento. En qué creía, de qué desconfiaba. Qué ilusiones, esperanzas y miedos sentía».
Me gusta lo que propone. Hablar de lo que pasa dentro de las personas le da carne a los hechos que de otro modo son fríos, distantes.
«Armo mis libros con base en miles de voces, destinos, fragmentos de nuestra vida y nuestro ser. Escribir cada uno me toma de tres a cuatro años. En cada caso converso con entre 500 y 700 personas. Mis crónicas abarcan varias generaciones».
Luego dice sobre su libro Voces de Chernobyl: «Nuestra medida del horror es la guerra. Nuestra conciencia no va más hondo que eso, se queda en el umbral. Lo que pasó en Chernobyl es mucho peor que los gulags y el Holocausto. […] Los eventos contados por una persona componen su vida, pero los eventos contados por muchas personas componen la historia». Me interesa el movimiento pendular entre una historia y la historia colectiva. Hay mucho que escarbar ahí.
Y sobre su libro de relatos El maravilloso venado de la búsqueda eterna apunta: «¿Qué puede el lector encontrar en este libro? Que todo se convierte en recuerdos. Que cada vida es interesante a su modo. Que sin la muerte no puedes entender la vida. Que el amor nos hunde en las profundidades de nuestro ser […] Que en el amor, la gente busca las mismas cosas que en la guerra y el crimen. Que cada uno de nosotros esconde tanto hombres como mujeres. […] Que la tecnología moderna no nos libera de la necesidad de amar, sentir y sufrir».
Sí, se me antoja leerla. A nivel de la teoría me convence su propuesta de que las voces de muchos armen un tapete de historias necesarias. Veo que iTunes tiene disponible en español Voces de Chernóbil y Amazon.com ofrece la edición en inglés del mismo libro, más Niños de zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán. A ver qué tal.
P.D. Perdón, pero me da gusto que otra vez no se lo haya llevado Murakami. Nothing personal. Ok, sí.
(Originalmente publicado en mi blog Deli(b)rios en el sitio web de SoHo).
No siempre se dicen las cosas de la manera más oportuna. Tu búsqueda sobre la premio Nobel tiene ese sabor. Tampoco a vos te interesa el evento como tal. Casi el olvido: el desayuno sin periódicos y sin tus notas (oportunísimas), no sabe tan bien.
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Infinitas +1 gracias por hacerme parte del ritual matutino, qué gusto acompañarte ahí.
Un abrazo con sabor a día que arranca
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Gracias, Julia. Genial reseña para una escritora virtualmente desconocida en México. Ahí es donde nos damos cuenta que en realidad leemos muy poco. Gracias de nuevo.
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Sip, creo que muy muy pocos la han leído en México. Habrá que descubrirla y ver qué tal. Soy de la idea de que un autor que gana el Nobel no necesariamente me gusta. Me pasó con Munro, leí Dear Life, muy celebrado, y no me gustó. En fin, todo es cuestión de tener una experiencia personal.
Gracias a ti, saludos
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«LAS PEQUEÑAS HISTORIAS FAMILIARES CONTARÁN LA GRAN HISTORIA DE LAS NACIONES» precepto de OJOS PROPIOS (fotografia participativa, Perú 2015)
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Añadiría: las pequeñas historias individuales forman un tapiz que a su vez conforma las historias de la humanidad.
Gracias, saludos
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Y si te encuentras algún cuento te pido de favor me pases la liga para colgarlo en
http://www.teecuento.wordpress.com Gracias por tu post y bello fin de semana tengas y que gane mexico, si señor. se oye la bamba . besos y rosas.
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Seguro, querido Rubén, si lo encuentro no dudes que te lo paso. Un buen finde para ti.
Abrazos
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ah… yo, apenas ayer leí un texto (http://confabulario.eluniversal.com.mx/arte-y-radiacion/) sobre los liquidadores y lo que escribió la hoy ganadora, yo no sabía nada de Chernobyl, aparte de la explosión del reactor, se me apachurró el alma con un solo fragmento…
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Auch, el chiste es bueno justo porque es súper cruel. Tremenda historia la de Chernobyl, muy lejana para nosotros pero estrujante.
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Murakami…ese güey caga palabras!!!! GRACIAS POR LA DIFUSIÓN DE PALABRAS DE LA NOBEL DE ESTE AÑO, A MI POR LO PRONTO NO SE ME ANTOJABA…LEERLA!!!! POR SUPUESTO!!!! Pero puede ser una invitación para después…EN ESO ESTAMOS….
POR lo pronto voy a leer, al Nobel del año pasado….apenas….TÚ CREEES?????
SALUDOS….Y A DIFUNDIR LAS PALABRAS….Que vengan de TODO EL MUNDO….
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Yo no había leído a Modiano cuando ganó y luego me he echado dos libros, me gustó bastante. A ver qué tal esta mujer. En fin, a mí lo que me parece interesante de esto es que justo expanda mis fronteras y me lleve a leer autores que de otro modo no estarían en mi radar. Cuéntame qué te parece Modiano!
Saludos y sí, repito tu mantra: a difundir las palabras.
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Leí hace la tira «voces de Chernobyl» y me recordó mucho » la noche de Tlateloco» de la Poniatowska. Un puño. De Murakami de gustó mucho «Norwegian wood» y he leído varios más de cuentos. Pero… ¿el nobel? ¡
Válgamelamagdalena!
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Pues, como digo, no puedo opinar hasta no haberla leído, pero de entrada me apetece. Y en cuanto a Murakami, qué te digo. Soy su anti-fan. Ja.
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… igual, pienso leerla me anima el tema y la forma abocarse a construirlo, en el día a día de conversaciones entre 500 y 700 personas, luego, procesar los datos hasta… ¡La elaboración periodística y artística! Opinaré, entonces. Saludos Danioska, Scarlet
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Ya comentaremos en su momento los hallazgos.
Saludos para ti, Scarlet
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… igual para ti, saludos . Traté de compartirlo en facebook no conseguí hacerlo ¿No tiene esa opción?
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Anda caprichoso el botón en mi blog. Sí lo tengo activado pero a veces no quiere aparecer, no sé por qué =(.
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¡Ya lo vi! Gracias…
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Que bueno haber encontrado la piel del coazòn… por supuesto Casar tenia que andar tambien por estos caminos
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No sé si entiendo bien a qué te refieres, José Manuel, pero imagino que aludes al hecho de que Eduardo Casar toca la piel del corazón con lo que escribe, lo que suscribo totalmente.
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