«Lo más importante es este momento en movimiento. Es necesario darle peso, relevancia, hacerlo vital. Evitar que se cuele entre las manos, inadvertido», dicen que decía Martha Graham. En buena medida, el bailarín hace justo eso: arma una fiesta con brazos y piernas, llena de sentidos el aire, lo carga de intención. Se me antoja recordarlo en estos días, para ir a contracorriente del discurso jodido que condena la corporalidad para priorizar la espiritualidad. No, señores, no somos almas presas en un cuerpo. Somos almas que toman (o no) el privilegio de expresarse a través de un cuerpo, de hacer fiestas cotidianas con él.
Hace tiempo no subía entradas de fotografía. Ahí está este lujo de Allen Birnbach. Provecho.
palabras a flor de piel 
Pocos conceptos menos entendidos y más manipulados que el de «espiritualidad»; bajo su manto se han forjado las mentiras más abyectas y las tonterías más lamentables. ¿Qué llevará a la gente a potenciar siempre lo que no puede ver y a negar lo que sí? Ya me gustaría tener la respuesta a esa pregunta…
Celebro –no hace falta recordar que estamos en el mismo barco– este recordatorio inteligente y valiente de lo que somos y de lo que siempre seremos.
Abrazo de su humilde grumete.
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No hace falta recordarlo pero hace muy bien recordar que vamos en el mismo barco. Onfray (siempre Onfray) dice que es netamente tramposo privilegiar lo invisible por sobre lo visible, a ver, ¿quién puede afirmar que no existe, si no lo ve?
Abrazo desde el timón.
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El movimiento como principal motor de los cambios, ‘ Somos almas que tenemos el privilegio de expresarnos» eso me encantó, que nuestros cuerpos y almas sigan en movimiento en el eterno aprendizaje llamado vida. Abrazos que evocan fiestas.
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Es un gran privilegio, caray. Tanta gente que no puede hablar con el cuerpo y tanta otra que se quedó en el camino me imagino lo que darían por seguir celebrando en la carne. Así que, a vivirla a fondo.
Un abrazote.
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