Hay cosas más importantes, dirán los millonarios, como salir en las páginas de sociales, presumir el tintineo de las joyas.
Hay cosas más importantes, dirán los pobres. Sobrevivir, por ejemplo.
*Se va mascullando su reflexión clasemediera.
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palabras a flor de piel 
Si nuestro destino fuera ser felices habríamos nacido entre plumas y no con tantos apretujones y cambios abruptos de ambiente… Creo que estamos aquí para jodernos y pasarla como podamos y queramos… De ahí pa’l real todo es ganancia… digo… ¿Y entonces, por qué tanta caraja carita feliz??? Qué poquitos somos los que estamos bien… 😦 No es cierto, Julia? Abrazo de viernes!
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Mire usted que yo en general soy optimista, pero hoy amanecí con el gen oscuro más activo de lo normal. No sé si nacimos o no para ser felices, lo que sí sé es que lo buscamos con desesperación, como si no bastara con instantes que valen por sí mismos.
Abrazo para usted…
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Me fascina ese gen y tu contundencia.
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Qué fácil decirlo a la distancia, cuando no tiene usted que aguantarme todos los días…
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Pues usted no ha conocido el mío…y me toca aguantarme a mí mismo todos los días…
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Claramente no lo he conocido, por eso ni por asomo le digo que me gusta su contundencia.
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¿Fue entonces un exceso atreverme a hablar de su contundencia?
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No, sólo una locura. Una insensatez. =)
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Ah, pues ambos adjetivos me vienen bien…, hágolos míos 😉
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Doble aplauso, pues.
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Van de vuelta
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Hola, mi humilde opinión es que cuando se ve a la felicidad como una meta nunca la consigues, y el día día se vuelve insoportable. Como hoy por ejemplo que también ha sido un día en el que me he despertado con el «gen oscuro» como dices en el comentario anterior, y de verdad que tengo que hacer un esfuerzo enorme para recomponerme, poner una sonrisa en mi cara y seguir adelante porque la felicidad no es una aspiración ni una meta, la felicidad es el camino y una forma de tomarse la vida, es decir, el presente, el ahora… Un saludo enorme y a combatir los malos humos!
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Es una lucha perdida de inicio, pero en la que de todas formas vale la pena entrar. Si no, lo demás pierde sentido, me parece. Así que sí, a combatir los malos humor a fuerza de… ¿de qué? De un poco de poesía, supongo. Va un abrazo solidario…
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Dicen que eso de buscar la felicidad fue un invento del romanticismo, que hasta entonces la gente se conformaba con la alegría. Personalmente, es decir, desde mi punto de vista pesimista de la vida (y sin ánimo de cambiar otras visiones), creo que era (es) una forma más saludable de afrontar la existencia.
Considero que esa busca de la felicidad ante todo (no olvidemos que todo aquello que mencionas persigue también, supuestamente, ese objetivo) produce más frustración que otra cosa y olvida que la felicidad no es más que un sentimiento/estado ocasional que acontece cuando hay conjunción de planetas.
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Claro, ¡los benditos planetas! Me gusta que siempre estén a la mano para agradecerles o culparlos, sobre todo cuando uno es (como la que esto escribe) incurablemente increyente. Y en cuanto a buscar la felicidad, sí, coincido en que es mucho más sabio y realista buscar la alegría. De ésa sí que sé hablar, por Fortuna.
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La búsqueda burguesa de la felicidad es, lisa y llanamente, una mierda.
Abrazo.
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Hacía falta tu énfasis en esta discusión inútil, querido.
Besos.
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Hay una frase que se la escuché a J. L. Borges en una entrevista radial: «… buscaba la perfección pero la felicidad me entretuvo en el camino…»
Cada uno es feliz a su manera pero pienso que lo imperdonable es no intentar serlo.
Un abrazo.
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Gran frase, claro. El tema es no obsesionarse con la búsqueda, me parece.
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