La autora de este blog pasa por aquí, deja este cartón de Calvin y Hobbes y se retira haciendo un casi mutis musitando para sí (disculpen la aliteración, pero desde hace tiempo quería hacer una con mutis y la ocasión le vino bien).
Lo que murmura es más o menos esto: «Desde que era niña me pregunto eso unas 10 veces por día. ¿Por qué el mundo no propicia ocasiones de injusticia a mi favor, con todas las que tolero en mi contra? A ver si alguien me viene con una respuesta sensata».
palabras a flor de piel 
Hace años que yo me pregunto lo mismo. La única respuesta que se me ocurre es que la lotería les toca a pocos y que los demás nos tenemos que conformar con jugar y perder.
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Pero entonces debo concluir que a lo más selecto de la humanidad le toca estar de este lado!
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Le toca a la mayoría. Ya sea selecta (como vos) o no (como yo, por ejemplo).
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Algo así había pensado, en efecto. Mi poca humildad no ayuda en nada cuando se trata de hacer juicios objetivos. =)
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No todo el mundo precisa ser humilde, puede bastar con ser realista.
El peligro está en los que se creen más de lo que son.
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Olé. Me dejas callada.
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Y por qué las toleras en tu contra??
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Ya ves, la bondad intrínseca de mi alma.
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Borges dice (y lo parafraseo de un modo horrible) que el universo guarda un equilibrio que no siempre podemos comprender; así, una página de Jonson bien puede existir para compensar al Mío Cid, por ejemplo. Si le hacemos caso a don Jorge (y siempre conviene hacerlo) tu belleza, tu exquisito ser, tu sonrisa, tu talento, tú… existan para compensar vaya uno a saber qué injusticias ajenas. «Más pior» lo tienen otros, querida. «Agradezcamos los vermes y el olvido», como dijo el maestro (y esa cita sí es textual).
Abrazos injustificados de tan apretados.
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Ay, querido, qué te contesto. Con esas palabras tuyas me sonrojas espantosamente y ya no sé cómo seguirme quejando, con esta sonrisa idiota de por medio.
Abrazísimos.
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