#MiércolesDePoesía Versos, para qué 

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No tengo ánimo. Había decidido no postear nada hoy, pero mi querido amigo Andrés Grillo me compartió este texto de Leila Guerriero, publicado en El País, y estuve de acuerdo con lo que plantea: yo no debería leer poesía, sobre todo porque quiero dejar de preguntarme «¿todo esto para qué?», sobre todo porque no tengo respuestas.

Poesía, no

«Me preguntan, a veces: “¿Es necesario que un periodista lea poesía?”. Siempre digo que sí, expongo mis razones. Pero ahora me arrepiento. No. Leer poesía no es necesario. Para nadie. De hecho, leer poesía puede hacer que uno tenga una vida mucho peor de la que tendría si no la leyera. Conocen el poema de Kavafis: “No hallarás otra tierra ni otro mar. / La ciudad irá en ti siempre (…) Otra no busques —no la hay (…) / La vida que aquí perdiste / la has destruido en toda la tierra”. ¿Qué es eso sino daño intencional, deliberado? Mi padre me lo leyó cuando ni él ni yo sabíamos quién era el tal Kavafis. Pero entendí el concepto. Y desde entonces no he dejado de vivir bajo el horrible influjo de esa lucidez espantosa: no hay escape, allí donde vayamos nos persigue todo lo que somos. Una vez traté: me fui lejos para arrancarme del cuerpo aquella cosa. Y no hubo alivio: no hubo otra ciudad más que la maldita ciudad interior por la que me arrastraba babeando como un feto sin cáscara. Leer poesía no es necesario. Si uno puede vivir sin preguntarse “¿todo esto para qué?”, mejor seguir así, confortablemente adormecido.

El poeta chileno Matías Rivas acaba de publicar Tragedias oportunas. Los poemas del libro hablan de sexo, de amor, de hastío, de la tele, de los hijos. De sexo cansado, de amor cansado, del hastío de la tele y de los hijos. Son el registro de un ojo insomne, lúcido, impiadoso: “La orilla café de la taza no sale con agua caliente. / El borde tiene grabados mis labios, lo que te molesta. / No sé si será posible sacar la mancha con recriminaciones. / Lo cierto es que gotea bajo el colchón toda la noche. / Las frazadas y el cansancio tienen olor a sospecha”. Cuando me preguntan por qué leo poesía digo que sirve, por ejemplo, para aprender economía de recursos. Si yo fuera menos mentirosa diría que leo poesía para que me haga daño: para que me despierte».

-por Leila Guerriero

Da click aquí para ir al artículo en El País.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

8 comentarios sobre “#MiércolesDePoesía Versos, para qué 

  1. Curiosamente, yo acudo a la poesía cuando estoy jodido. Te confieso que cuando hay versos en mi blog, salvo raras excepciones, es porque las cosas no las llevo bien y acudo a ellos como el que precisa de una bala de oxígeno. Sé que la poesía no va a calmar mi dolor, pero me apacigua. Me hace sentir lo mismo desde otro ángulo y eso ayuda a vivir.
    No tenemos razones ni para esto ni para muchas otras cosas porque, como te he escrito ya algunas veces, no somos seres racionales sino sentimentales.
    Por eso hay poesía, hay música y hay arte en general; no por razón, sino por sentimiento.
    Abrazos mil.

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    1. Yo también busco poemas cuando me duele mucho algo, cuando no sé cómo se llama lo que punza por dentro y le busco nombre, pero a veces, ahora por ejemplo, no quiero pensar.
      Gracias por los abrazos. Saben muy bien.

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