«Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia […]
Tengo una atmósfera propia en tu aliento.
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas […]
Tengo esa voz tuya para toda defensa
Esa voz que sale de ti en latidos del corazón
Esa voz que cae en la eternidad
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes […]».
El poeta chileno Vicente Huidobro hubiera cumplido ayer 124 años. Su poema Altazor, a cuyo Canto II pertenecen estos versos, es la experimentación del lenguaje, «un sport de vocablos», un engranaje perfecto. En otro momento hablaré más de él.
Por hoy dejo estas otras líneas de quien pudo decir el amor con «palabras recién nacidas»:
«Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito».
palabras a flor de piel 
Altazor es un poema increíble. Recuerdo que pensé en él (pero no dije nada) cuando una tarde me dijiste que no te gustaban los poemas extensos (usaste la palabra «largos»). Berenice acaba de subir a FB unos versos de Altazor estupendos (éstos, relacionados con la muerte). Da la sensación de que es un poema que abarca todos los aspectos de la vida (no sé si lo hace realmente; pero me da esa sensación).
Bueno, abrazo.
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Voy a buscar lo que subió Berenice. No sé si lo dije así de bárbaramente, como «no me gustan los poemas largos», aunque en realidad debí decir «no suelo leer poemas largos y no sé escribir poemas largos» (envidia, que le llaman). Altazor, Muerte sin fin. No habría nada más que decir.
Abrazo (éste sí abarca todos los aspectos de la vida)
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Yo si lo recuerdo (y puedo repetir ciertos diálogos textualmente, no sólo nuestros) y fue así. No importa, de hecho, ya que a veces uno dice cosas que no son exactas. Mira, si el otro día dijiste en la radio que estabas leyendo a Lucrecio (y me llenaste el rostro de sonrisas al oírte), cosa que sé de antemano y con creces, es obvio que cuando el poema vale está en tus manos independientemente de su extensión; así que no hay nada que aclarar.
Abrazo.
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No dudo de tu memoria, me conviene dudar de mi incapacidad verbal. En fin, eso.
Muacs. Y cracks.
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Altazor es uno de los mejores libros de poesía que he leído. Yo diría que resume la historia literaria en unas cincuenta páginas y si me apuras, de la humanidad misma.
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Es un viaje tremendo por muchos universos, en especial por el del lenguaje cuando aparece despojado de su carga tradicional de sentido. Un libro arriesgadísimo, que sale invicto.
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Es fascinante!
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