Atesoro objetos como quien se aferra a lo que ve, para protegerse de lo invisible.
Como amuletos contra lo que viene.
Tengo notas garabateadas a mano por gente que me es una fiesta. Una pulsera que salva vidas. La campanita roja con el eco de aquella voz.
Me interesan por los nombres que llevan cosidos.
Los objetos no son lo que son. Son lo que representan.
Atesoro objetos como quien guarda una hoja del Paraíso en el que ha estado.
No recuerdo quién acuñó el concepto de Homo symbolicus, llenar la vida de símbolos es algo que llevamos en nuestra esencia y que sirve de nexo con nuestro pasado y con el de aquellos que vivieron antes de nosotros.
Por desgracia, el tiempo va desgastando y alterando esos recuerdos y alguna que otra vez se vuelven contra nosotros. Pero eso también es parte de ese juego que es la existencia.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me acuerdo ahora de una anécdota que cuenta el artista plástico Brian Nissen sobre el escritor Victor Serge: lo metieron preso y se salvó de enloquecer gracias a que traía en el bolsillo un papel de color rojo. En un mundo totalmente monocromático, ese “espacio de rebeldía” lo mantuvo cuerdo.
Si seremos de símbolos…
Y en cuanto a la memoria, es al mismo tiempo condena y liberación. Pocas zonas tan complejas como lo que creemos recordar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Reconozco la anécdota. Lo que no recuerdo es si la contaste tú o una vieja amiga también dada a los desvaríos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Preséntamela. Seguro nos entendemos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Dios las cría y ellas se juntan. 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Esas crías.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Desde el 2014 guardo la mitad de un refresco que mi ahora ex-novia no se terminó. Es una Fanta de fresa.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que me venga a decir que somos fundamentalmente carne y huesos, ja.
Qué cursi historia linda, la del refresco. Podría ser mía.
Me gustaMe gusta
No sé qué es lo que nos lleva a atesorar esas cosas “sin sentido”, pero creo que todos lo hacemos de una u otra manera.
Por cierto, terciando en el diálogo tuyo con Gonzalo, recuerdo que quien habló de esa anécdota de Brian Nissen fuiste tú, en este sitio.
Abrazo, mi trapo rojo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
No quería arrogar porque no soy poseedora de la anécdota, pero me produce un cierto orgullo enfermizo creer que fui yo quien la compartió primero.
Gracias por darme ese destello de felicidad.
Abrazos, coloradísimos
Abrazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ya somos dos, también guardo hojas, detalles por lo q representan y en casa me dicen q porq guarfo tantas boberías. Si supieran…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es asunto es que no se vuelva vicio. Pero sí, cada objeto que posees de algún modo te posee.
Me gustaMe gusta