Trump o miénteme, por favor (diría Camilo Sesto)

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Lo señala Juan Villoro en su columna de hoy, en el periódico mexicano Reforma, mientras alude a El mentiroso, novela breve de Henry James: la protagonista no sólo tolera sino que, en cierto modo, necesita que le mientan. Igual los estadounidenses. Y, claro, los mexicanos y los franceses y… La necesidad imperiosa de la ficción que nos defienda de una realidad jodida.

Por mi parte me acuerdo de esto del catalán Quim Monzó: «Mentir mal no era disimular: era mostrar la cosas aún con mayor claridad; ¡era peor que decir la verdad!” (Gasolina, Anagrama). Es decir, las malas mentiras de Trump operan en la fascinación que lo llevó a la presidencia. No importa que se asuman como eso: mentiras. O posverdades.

Así, con Camilo Sesto habrá que cantarle al Orange Man aquello de «miénteme, porque sólo así me harás saber que aún nos podemos entender […] la verdad no es necesaria si se trata de vivir».

Salud.

Da click aquí para ir al texto de Villoro al que me refiero.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

9 comentarios sobre “Trump o miénteme, por favor (diría Camilo Sesto)

  1. Recuerdo escuchar en una entrevista a nuestro expresidente Felipe González reconocer, antes de perder las elecciones, algo así como que decía cosas que no eran verdad, pero que le gustaría que lo fuesen.
    Si te paras a pensar, nuestra sociedad, nuestras relaciones, funcionan a base de mentiras, de verdades a medias o de simplemente, de no contar abiertamente lo que ocurre o ha acontecido.
    Una buena parte de la humanidad precisa de la esperanza para seguir adelante y tal vez esa sea la razón para tanta no verdad que nos invade.
    Ya Unamuno (sabio él) nos dejó esa joyita que es San Manuel Bueno, mártir y que tan bien muestra la naturaleza humana. Luego está Baroja, que no se quedaba atrás y muchos más
    Los acontecimientos extraordinarios son más ordinarios de lo que parece, sólo basta con tener los ojos bien abiertos… delante de un buen libro, claro está.

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    1. San Manuel Bueno es una maravilla, gracias por traerlo a la conversa. Debería releerlo, pero cuando lo conocí me dejó muy tocada, muy impresionada por ese retrato del santo-a-pesar-suyo, por la necesidad que los demás tienen de él.
      Y sí, estamos llenos de verdades a medias o mentiras a las otras medias. Supongo que no podemos seguir sin ellas.
      Leamos, hermano.

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  2. Impecable el texto de Villoro e impecable tu sentido del humor al meter a Camilo Sesto en todo esto (y esa foto tan «guay»; parece que la entrada la hubiese escrito Woody Allen o Groucho Marx; uno de esos tipos que te decía la verdad a través de una broma perfecta).
    No es por nada, pero esto es de lo que yo vengo hablando desde hace tiempo: hoy los políticos no son electos por sus credenciales ni por las plataformas que promueven o por los partidos que representan; hoy las elecciones se definen (y eso tampoco es exacto; debería decir que hoy las elecciones «ocurren» en los medios; especialmente en la TV).
    Una frase de Villoro que dije alguna vez en mi blog: «Estamos ante dos usos del lenguaje que quizá marquen un cambio de época». Creo que hoy todo pasa por allí, por el lenguaje y el uso del lenguaje y hoy el lenguaje está en manos de los medios. «La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes controlar el significado de las palabras, puedes controlar a la gente que debe usar esas palabras» Philip K. Dick.

    Gigil

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    1. Ojalá tuviera la mínima parte del tono y el genio de Allen o Marx. Gracias por el cariño implícito. Y sí, claro que me acuerdo de que lo has dicho una y muchas veces por aquí.
      Buenísima, la frase de K. Dick. Creo que te la voy a tomar prestada. Es el riesgo pero también el reto de trabajar con palabras…
      Gigil?

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  3. Alguna vez leí ésto «Para algunos, la verdad es una intrusa» (Florestán) y como bien lo dice Villoro al final de su columna «…la verdad no ha dejado de ser revolucionaria, pero pertenece a una esfera que importa cada vez menos: la realidad.» Trump, al igual que Peña Nieto, viven fuera de nuestra realidad…

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    1. Eso es muy claro, sin duda. Lo que me resulta sorprendente es que nosotros mismos (no los políticos) necesitamos de cotidiano asomarnos a la ficción como recurso de supervivencia.

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