No, no es un chiste. Es una idea de Marcel Proust: un lector es un espejo donde el libro se mira y adquiere una de sus formas posibles. Será por eso que lo que se me antoja leer tiene relación con mi estado de ánimo, porque tengo más ganas de encontrarme con tal o cual ángulo de mí.
La cita de Proust va de regalo. Buen martes.
Yo lo diría al revés: muchas veces el libro es un espejo en el que el lector se ve reflejado.
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Miradas que van y vienen entre imágenes al infinito, ¿no?
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Siguiendo la reflexión de Gonzalo, serían dos espejos, como en las antiguas peluquerías, que se reflejan hasta el infinito jeje. Me gustó la reflexión. Gracias Julia
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También tiene razón Gonzalo ¿no? Entonces podríamos decir que el libro y el lector son un laberinto de espejos donde uno mira y es mirado; donde uno encuentra y es encontrado; donde, al fin de cuentas, uno se encuentra a sí mismo.
Entonces la síntesis es que Proust, Santibáñez, Gonzalo y Borges tienen razón.
Abrazo duplicado.
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Sí, me parece que no se contraponen.
Abrazo centuplicado.
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Tengo para mí que un libro puede ser lo mismo un espejo que una ventana: todo depende de la cantidad de luz del lado de quien lee.
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Lo dices bien: en muchos casos, la riqueza de un texto me parece que depende mayoritariamente del autor, pero en otros muchísimos, quizá los más, de lo que el lector aporta.
Gracias por pasar.
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