«El tiempo corre.
—No, amigo mío; ni corre ni existe. Tú sí corres; y aprisa».
Me estoy bebiendo la antología de Francisco Tario preparada por Alejandro Toledo y recientemente publicada por Editorial Cal y Arena. Este fragmento pertenece a Equinoccio (1946), libro de Tario compuesto por ficciones cortas, ideas, aforismos «anécdotas e imprecaciones», según el prólogo de Esther Seligson.
Es muy impresionante lo que logra con las palabras, no tiene madre lo maestro que es de los adjetivos. Me emociona y aprendo una barbaridad. Desde 2015, cuando se metió en mi cama, no quiero salirme de sus páginas, en las que caminan sonidos y perfumes y matices, como aquí:
«No hay tal silencio, fijaos bien. Es un constante rumor de astros, de aguas, de respiraciones heladas, de alas de pájaros».
Una selección que te aplaudo. Torio es un grande del cuento con una prosa que corre sin ataduras y con una claridad ejemplar. Tu cariño hacia el es merecido y su prosa no es de los grandes. Tienen brevedad. maneja a ironía y el lado oscuro de las personas. Te aplaudo. te doy de abrazos y besos y te dejo un ramo de rosas rojas por tu pasión hacia él.
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Verdad? Es reciente su revaloración, más que justa. Un abrazote para ti.
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