#MiércolesDePoesía El cielo pasó una noche demasiado buena

Tomé esta foto en la Rambla de Montevideo.

Uruguay me sigue caminando las junturas.

Avanzo de a poco los pasillos de los muchos libros que me traje de allá, poesía y narrativa fundamentalmente. Hoy traigo pegado a las pestañas a Eduardo Nogareda, poeta montevideano que calibra las palabras con un tino que parece de químico avezado en reacciones y alquimias y maceramientos. Este poema de su libro Acá no es, publicado por Editorial Yaugurú, tiene la culpa de que yo no pueda ver impune la mañana de hoy, que le adivine un desgarrón en el ruedo de la camisa. Y un cara de desvelo que se antoja.

Con esta imagen llega el #MiércolesDePoesía.

El cielo

«Se le nota al cielo que hoy se vistió de apuro ante los apremios solares. Su ropa luce descuidada, mal combinada, impropia para un cielo adulto que como tal adusto debería ser. Se diría que pasó mala noche. O una noche que fue demasiado buena.

Hoy el cielo viene tropezando sin ruido sobre chapas controladas por gatos quejosos. No se centra ni se concentra. Me parece que no se afeitó y no sé si se habrá duchado. Tiene un aire desdichado. Pero igual hoy otra vez sonarán tambores por Isla de Flores cuando se haga la noche y no habrá drama. Aunque caigan celestiales botones, hilos sueltos del traje descosido de este cielo. Ni así».

Eduardo Nogareda, Acá no es, Editorial Yaugurú

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

10 comentarios sobre “#MiércolesDePoesía El cielo pasó una noche demasiado buena

  1. Me gusta la prosa poética (conozco a alguien que la maneja deliciosamente bien). En este caso me gustó mucho a pesar de alguna cacofonía que anda dandi vueltas por ahí (duchado / desdichado – No habrá drama). Pero vi ese cielo como si estuviese ante mí y eso es lo que considero válido.

    Abrazo.

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        1. Dendeveras espero que ocurra pronto. Si se junta el cupo mínimo para el Taller de Escritura Creativa me tendrás en Morelia el 21 y 22 de julio. Muy pocas horas, eso sí, pero suficientes para abrazos que te quieran un rato.

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  2. A veces todo parece tan chiquito. Hoy en Montevideo «… el agua empezó a caer con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del mundo y quisiera borrarlo todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos.» (*)
    Y hoy fue una tarde de Zitarrosa.

    Muy bella la imagen del cielo y sus vestidos y desvestidos.
    ¡Abrazos que lleguen hasta México!

    Joanna.

    (*) Del cuento «El hombre pálido», de Francisco Espínola.

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