Madrugada aeroportuaria

Llevo horas varada en el aeropuerto, mi vuelo está retrasado «hasta nuevo aviso». Hace frío, tengo sueño, extraño el baño de mi casa (tan pulcro e íntimo él). Para evitar lamentaciones infructuosas y bloquear la soledad que escuece por dentro empiezo a imaginar: ¿Y si aprovechando el anonimato de la hora pasa a mi lado Elvis Presley (que en efecto no murió) y me convierto en involuntaria paparazzi? ¿O si aquel hombre se levanta, con la mirada perdida saca una pistola y acaba con mis anhelos de futuro? ¿O qué tal si en mi pasta marinara el cocinero/dealer puso una tacha y estoy por asomarme a otra dimensión que vaciaré en un poema? ¿O si a la mitad del té el Señor (es decir, Dios) me revela que el fin del mundo tendrá lugar en 10 minutos? Acorde con mis afanes históricos consigno: no sucede nada de lo anterior y aquí sigo, escribiendo como si viviera, viviendo como si escribiera.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

2 comentarios sobre “Madrugada aeroportuaria

Añade tus palabrasaflordepiel