Amanezco en Tepoztlán, lugar que se presta a la interioridad como muy pocos. El paisaje (imponente, de pie, de frente y alrededor) permite saborear una calma alejada de todo. Aquí, mi lectura mañanera me trae esta iluminación: «No sé de qué se trata este libro. Sé que lo escribí muy enojado porque los malos siempre ganan. Tal vez todos los libros se escriben sólo porque los malos juegan con ventaja y eso es insoportable». -Álvaro Enrigue, Muerte súbita (Anagrama). Sí, recuerdo que allá afuera capturaron a un capo de la droga (ya surgieron otros 10) y que mi país se desangra (lo postran narcos, militares, imbéciles). Allá los malos juegan con ventaja y sí, es insoportable. Aquí, sigo leyendo una novela que cada vez se pone mejor. Pido perdón por mi egoísmo.


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Es insoportable, por cierto. ¡Pero es que la lucha es tan desigual! A veces agota hasta el mismo intento de querer cambiar las cosas. Y eso lo atribuyo a la última especie de tu enumeración: los imbéciles. Porque si sólo se tratara de malos la cosa no sería tan difícil: ellos están en una vereda, nosotros en la otra. El problema son los imbéciles que, estando a nuestro lado defienden posturas que juegan en nuestra contra y, lo que es peor, en contra de ellos mismos.
Cariños y sé todo lo egoísta que quieras. Te lo mereces (al menos una vez cada tanto).
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No sé si en verdad fuera fácil sólo con los malos (son demasiados, son perversos, no conocen los mínimos valores de respeto y justicia), pero es cierto que los imbéciles lo complican todo aún más. En fin, para evitar la desesperanza me hundo en unos o varios libros, pero no niego que me da por sentirme un poco culpable. Gracias por decir que me merezco esta dosis de egoísmo… Es una verdadera muestra de amistad.
Abrazote
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No digo que sea fácil la victoria, digo que al menos sería más fácil reconocer a los bandos y la pelea sería más clara y directa. Es decir, de un lado los nazis y del otro los chicos rubios que beben coca-cola. De un lado Sarah Connor y del otro Terminator… Poco antes del Congreso Nacional Ateo de hace un par de meses, tuve una charla con el Presidente del Consejo Ateo Nacional; un muchacho joven muy activo, muy educado. En un momento de la charla me dice que los que más complican su accionar (él trabaja mucho a nivel gubernamental, aunque no es parte del gobierno; pero siempre está buscando modificaciones legislativas, etc.) los que complican su accionar, decía, son esos ateos´o agnósticos que dicen cosas como «sí, ustedes tienen razón, pero tienen no que ser tan intolerantes…» o «Bueno que cada cual crea en lo que quiera y actúes según su conciencia», etc. Ésas personas son las que dejan un hueco legal por donde se cuelan los musulmanes que golpean a su mujer como «correctivo» o los Testigos de Jehová que no permiten una transfusión de sangre a un hijo.
En el aspecto político o social serían similares a aquellos que siendo pobres votan a un partido de derecha o a aquel que «yo tengo mi trabajo, mientras no me molesten… yo no molesto a nadie».
Sorry, otra vez las ramas.
Abrazo fuerte.
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Qué interesante lo que citas del Presidente del Consejo Ateo (que, de entrada, debe ser un tipo fascinante). Estoy de acuerdo en que los imbéciles acomodaticios son muy nocivos, por querer quedar bien con todos, por no quedar mal o por defender sólo su parcela, suelen cometer estupidez y media. En muchos casos, como los de las «tradiciones» que lesionan, no se vale ser educado ni mesurados: hay que tirar a matar hasta lograr que cambien. Y en el de quienes no mueven un dedo por quienes no se apelliden como ellos, qué decir: cuando les toque a ellos, nadie moverá un dedo.
Celebro las ramas, ahora como siempre…
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