Las relaciones de pareja y el ring tienen muchos puntos en común. Como boxeadores expertos, con frecuencia nos construimos un rival a modo, para darle sentido a nuestras manos. Somos el mejor publirrelacionista del adversario: le ponemos más virtudes de las que tiene, decimos que sus puños son de hierro, que es invencible en el ring. Así, incitamos el morbo.
Luego, ya en la pelea, si dejamos al oponente sobre la lona lo celebramos con rabia, nos coronamos de gloria. Si nos vence, recordamos la aplanadora de su técnica. Pero muchas veces somos apenas los oponentes fatigados que se abrazan y se recargan uno en el otro. Que aunque quieren dar un buen golpe, no tienen fuerza. Que si no tuvieran ese otro cuerpo se desmoronarían.
Me has hecho recordar con tu entrada aquel poema de Cristina Peri Rossi, que me permito compartir:
Distancia Justa
«En el amor y en el boxeo,
todo es cuestión de distancia.
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo, digo tonterías
me echo a temblar.
Pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.»
Muy buen fin de semana 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ahhhh, buen poema de la Peri Rossi!! No lo conocía pero sí, como siempre, lo dice muy bien. Gracias, querida. Abrazos.
Me gustaLe gusta a 1 persona