ABC, primeras letras del abecedario, son también el nombre de una guardería mexicana símbolo de tragedia e impunidad.
Ayer se cumplieron cuatro años del fuego en la estancia infantil ABC de Hermosillo, Sonora. La «nueva línea de investigación» de las autoridades (eufemismo para subrayar que el gobierno ahora sí atenderá el asunto) es que parece haber sido un incendio provocado para desaparecer evidencias de un fraude, porque la guardería era un local contiguo a una bodega de la Secretaría de Hacienda. Es decir, para borrar pistas del desvío de recursos del gobierno local, alguien habría incendiado la bodega pero se le pasó la mano: mató a 49 niños y dejó a 70 heridos (el gobierno de Felipe Calderón, cuyos familiares y amigos operaban la estancia, quizá opina que fueron «víctimas colaterales»). Hoy, nadie está tras las rejas por ello.
En Hermosillo, ayer unos 15 mil padres de familia, escritores, artistas, amas de casa y grupos sociales marcharon y lanzaron globos en memoria de los pequeños, víctimas de la estupidez nacional, y exigieron justicia. En Ciudad Juárez y el DF, otros marchistas recordaron uno por uno el nombre de los desaparecidos y gritaron «no debió morir».
Un globo que simboliza un niño muerto nubla el cielo. Ayer, 49 globos blancos taparon por completo el sol de México.
Links relacionados
Nota del periódico La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2013/06/06/politica/007n1pol
Columna de la periodista Katia D’Artigues: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2013/06/101878.php
Desconocía esta tragedia. No hay nada más triste que la pérdida de un niño, inocente y al fin víctima de las perfidias de los adultos insanos y sin escrúpulos.
Desde la lejanía aceptad mi dolor compartido.
Un abrazo,
Rafael
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Es lamentabilísimo, de verdad, no puedo ni imaginarme el dolor y la frustración de los padres de esos chicos. Gracias por tu comentario.
Un abrazo
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Lo recuerdo como si hubiera sucedido hoy, fue horrible y es imperdonable que no hicieron nada por esos niños y sus familiares.
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Sí, es una de esas tragedias de las que uno siempre recuerda el momento en el que se enteró de ellas. No hay que quitar el dedo del renglón, seguir exigiendo justicia.
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