Arranqué este blog exactamente el 9 de septiembre de 2011. Es decir que hoy cumple seis arrogantes años, nada mal para lo que de origen fue un espacio para comentar los libros que se me iban atravesando entre los ojos.
Gracias a ti, lector o lectora, que sigues dando vueltas por aquí, leyendo y comentando, absorbiendo y cuestionando.
Me parecen suficientes motivos de festejo tanto el aniversario de este blog como el haber terminado una novela absurdamente bien escrita, espeluznante como una mordida en la nuca. Se llama Toño Ciruelo y es del colombiano Evelio Rosero (Tusquets) , de quien he hablado varias veces en este blog. El autor maneja la cadencia como quiere (y quiere bien) para darle vida a Toño, quien es al mismo tiempo repulsivo y fascinante en su bestialidad, en su rebasar los límites de la crudeza para hacer que quienes le rodean se descubran igualmente viles que él, aunque no quieran. Hagan de cuenta que Rosero invita el pastel y yo le digo: «Muchas gracias, señor. Leerlo a usted equivale a muchas lecciones de escritura».
Aquí va un mínimo fragmento de la novela (que, por cierto, fue un regalo delicioso de mi querido Andrés Grillo). Ojalá esta cadencia y las imágenes que amontona antojen las ganas de leerla:
«[…] Me excitaba, me excitó profundamente buscar una pistola en la fronda, entre la hierba hirsuta, mis dedos debajo de la arena, en las raíces, en el nicho de los rieles, en la espina de los matorrales, en la pasmosa soledad de esa región sin nombre, cerca del mediodía, debajo de un sol letal.
Creí que en un lugar de una pistola buscaba entre las matas una mujer desnuda: sentí que mi sexo despertada, que palpitaba. Me aborrecí, por sentirlo. Pero si hubiese estado solo me masturbaría».
Qué mejor manera de celebrar que compartirnos tú más reciente lectura, eres incansable, te admiro,recibe mi abrazo y agradecimiento por tus recomendaciones. Brindo por muchos años más de Palabras a flor de piel 😃
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¡Salud, salud! Un abrazo fuerte para ti, Betty, y muy agradecido.
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Salud! Que no nos falten tus compartires!
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Gracias, Tania, mientras haya lectores interesados en prestarme sus ojos seguirá habiendo blog, no lo dudes.
Un abrazo tronado.
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ZORIONAK por los seis años, y feliz de todos los que he compartido con este maravilloso blog y su fantástica autora. Brindo por muchos más….mientras apunto tu ultima recomendación. Besos y abrazos apretados.
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Querida Li, este blog se mantiene en pie gracias a lectores constantes como tú, por eso debería enviarte una tarta hasta allá. Gracias desde el fondo y hasta la supeficie. Abrazos fuertes.
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Muy muyyyy felizzz cumpleee blog!! Gracias a vos por tus palabras, tu calidez y tus recomendaciones
Abrazote!!
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Aquí seguimos, insensatos en pie de guerra. Gracias a ti, querida, por sostenerte en el esfuerzo lector. Una corona de diamantes para tu cabeza.
Abrazo enorme.
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«Seis arrogantes años» Eso es brillante, además de cierto. Claro, hay gente que puede ser arrogante porque en realidad es «arrogante». Sea como fuere, felicidades y, modestia aparte, feliz de ser uno de los más viejos de los que estamos aquí (que son más de cinco es casi seguro).
Abrazo interminable.
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Eres, sin duda, de los más longevos en rolar por aquí, así que aplaudo tu resistencia, tu gusto cuestionable y las ganas de seguir hablando de libros, autores, poesía. Seis años, qué cosa.
Van unas gracias que duren otro tanto.
Abrazo que se multiplica.
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Admiro esa persistencia, y la calidad de tus entradas. Ya quisiera yo tener esa disciplina… pero necesito silencios, momentos de solo escuchar, o solo leer, o solo contemplar. Y, luego escribir empapado de todo ello. Tu blog y los otros que sigo desde mi inconstancia son una motivación imprescindible para no dejar de soñar.
Gracias y ¡Enhorabuena!
Abrazos
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Qué rico leerte, Xabier. Gracias por esa calidez con la que sabes remojar tus palabras, como una galleta rica sabe todavía mejor con café caliente.
La disciplina es uno de mis rasgos definitorios, aunque no creas que siempre es positiva, tiene también su lado oscuro de inflexibilidad, de intolerancia. En fin, todos hacemos falta en este ciberespacio.
Abrazo largo y constante (que de algo sirva la terquedad, digo).
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