
Ayer, entre las clases que doy en la Escuela de Escritores, fui de nuevo a ofrecerme como voluntaria a la colonia Condesa, en la capital mexicana. La brigada médica en la que estuve ayudando del martes 19 (día del terremoto) al sábado 23 ya está muy organizada por médicos y enfermeras, de modo que no hacen falta manos.
Busqué en qué apoyar y por fin caí en la Casa Refugio Citlaltépetl. Ahí estuve varias horas bajo el mando de Marlene Fautsch Arranz, ayudando a clasificar los libros de la escritora Lorna Martínez Skossowska, quien murió en el terremoto en su departamento en las calles de Laredo y Amsterdam. Su biblioteca fue parcialmente recuperada y está bajo resguardo en Citlaltépetl. Lorna tenía 85 años. Ya con el edificio colapsado, su teléfono seguía sirviendo, así que los rescatistas pudieron hablar con ella 48 horas después del temblor, pero su cuerpo no aguantó las estiradas horas del rescate.
La verdad, yo no había leído a Lorna ni me suena su nombre, y además de sus libros se rescataron parcialmente otras cuatro bibliotecas. Fue impresionante hojear el Julio Cortázar, el Jorge Ibargüengoitia, la Marguerite Duras, el Pablo Neruda, Lawrence Durrell, Jorge Luis Borges, Stefan Zweig, varios de ellos con polvo de escombros entre páginas y otros más, rotos, despanzurrados, como si les hubiera caído el mundo encima. Y sí.
De alguna manera, integrar una biblioteca pública con esos libros hará que un aliento de ella siga por aquí.



Por favor informamos si lo hacen.
Será muy interesante perderse un rato
entre sus letras.
Gracias querida y admirada
Un saludo con abrazo incluido
Me gustaLe gusta a 1 persona
Seguro, querida Noemia, avisaré sin falta.
Muchas gracias por tus ojos atentos y tu corazón abierto. Significan mucho.
Un abrazo fuerte
Me gustaMe gusta
Rescatar personas, libros. Gritar, aullar en el poema en la frase. Rescatar la vida y hacerla brillar otra vez.
Abrazote inmenso Julia
Me gustaLe gusta a 1 persona
De eso se tratan estos días por acá, querida, de empezar a ver cómo podemos librar del olvido tantos nombres y memorias que se quedaron bajo toneladas de cemento. No va a ser fácil ni rápido, pero ahí estamos.
Abrazote multiplicado.
Me gustaMe gusta