PALABRAS VETUSTAS Y GUAPAS

Mortificar. “1. Afligir, desazonar o causar pesadumbre o molestia. 2. Domar las pasiones castigando el cuerpo”.

Ha vuelto a pasarme, sentir la ausencia de mi madre muchas veces. Ocho veces en un instante. Cosa rara. Mor. Ti. Fi. Car. Me despierto con esa palabra suya en la lengua y no sé porqué, ni siquiera la he soñado. Yo no la uso, me sabe a la domesticación cristiana del cuerpo a través del dolor. Sólo se la he escuchado a ella, con el sentido de preocupación amorosa. En octubre serán cinco años que mamá cambió de acera, así que llevo ese tiempo sin oírla.

Qué poder evocador, el de verbos. Adjetivos. Tengo claro un mediodía de 2020. Además de mi chamba estaba terminando aquel libro y acepté un proyecto enorme de edición. Recuerdo las manos temblorosas sobre la mesa: “Estoy mortificada, hija, porque últimamente trabajas mucho. Necesitas descansar”. Las cinco sílabas hacen eco. Me llega su loción de azahar. Siento la mano suavísima. La de mi mortificona.

Pregunto en Twitter qué decían las mamás o los papás de los usuarios, voces que les gustan, aunque parecen anticuadas. Vetustas. Las respuestas me dan placer. Aquí van cinco, que ella repetía y cada vez oigo menos. Añado tanto la definición como el ejemplo de uso del Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos, de la Academia Mexicana de la Lengua:

  1. baquetón, na, adjetivo. Alguien flojo, desfachatado. “Tu padre es bien baquetón, no hace nada de su vida”;
  2. fufurufo, fa, adjetivo. Persona que se da importancia o actúa como si perteneciera a una clase social alta. “Su prima es bien fufurufa nomás porque su novio es rico”;
  3. morralla, sustantivo. Moneda fraccionaria; cambio. “Ya no traigo morralla para pagar el pasaje del camión”;
  4. muino, na, adjetivo. Cuando se refiere a una persona, la señala como iracunda. “Por ser tan muino, mi abuelo se quedó solo”;
  5. petaca, sustantivo. Significa al mismo tiempo “maleta” y “nalga”.

Añado una expresión, la más juguetona de cuantas pueblan el universo mundo. Creí que era un invento casero, para decir que alguien no “se acomide”. Ahora la encuentro en el Diccionario de mexicanismos: “Se usa para manifestar un reclamo a una persona perezosa: ‘Nosotros abrumados de trabajo, y tú, ¡línguili, línguili!, te la pasas hablando por teléfono’”. Otra vez, mi madre en letras. Casi veo la ceja alzada, su hombro hacia adelante.

No podemos separar las palabras de lo que evocan. Contextos. Emociones. Atmósferas. Encima son como orfebrería. Se vinculan con la tradición familiar y con la historia cultural, seamos conscientes o no. La lengua nos recuerda que también somos las expresiones en desuso que se mueren con el padre, la tía, el abuelo, la madre. Poco a poco caen en el olvido y quedan sólo en diccionarios. O ni siquiera ahí. Pero cierta mañana amanecemos con una de ellas en el gusto. Cosa curiosa. No sé. Mortificar.

(Originalmente publicado en mi columna La Utora, en el periódico mexicano La Razón; foto: freepik.es).

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

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