“[…] dije este hombre es mi hermano
y lo quiero
porque somos igual de pobres
y estamos igual de hambrientos”.
Estos versos de Juan Carlos Bautista, del poema “Caín y Abel”, dicen lo que pienso: estoy por la comunidad homosexual porque nuestras pobrezas nos acercan y nuestras hambres son hermanas.
Porque el amor entre dos, cualesquiera dos, merece un solo nombre sin adjetivos: amor.
Porque lo que urge erradicar de este país no es el amor ni el deseo sino la violencia que desgarra y injusticia que apesta.
Porque el cuerpo es exclusivo territorio de cada uno.
Porque cada quien debe poder decidir qué hace con lo que tiene entre las piernas.