Fin de semana. Tarde de frío. Consenso de ver película en video. Tres demandantes cuyos gustos no coinciden: A y B aman las de terror, B y C disfrutan las de romance, A y C prefieren las históricas. Un democrático volado arroja ganadora: la viejita Romeo y Julieta, de Baz Luhrmann (1996). Arriesgada, iconoclasta y propositiva conjuga el texto de Shakespeare con una ambientación contemporánea en una relectura interesante. El resultado: complace a los tres ingirientes de palomitas con Valentina.
La riqueza de los clásicos radica justamente en su multiplicidad de lecturas, algunas más afines al gusto personal que otras, pero todas válidas. Cito de memoria (por tanto, seguramente mal) a Italo Calvino cuando en su «Por qué leer los clásicos» dice que un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que iba a decir. En otras palabras, 50, 100 o 400 años después de su escritura, cuando algunas o prácticamente todas las referencias culturales han cambiado, sigue hablando con la misma fuerza e igual vigencia. En este caso, a una adolescente y dos adultos, cada uno con expectativas y cargas personales distintas, les mueve Julieta diciendo a Romeo:
O, swear not by the moon, the inconstant moon,
That monthly changes in her circled orb,
Lest that thy love prove likewise variable […]
Do not swear at all;
Or, if thou wilt, swear by thy gracious self,
Which is the god of my idolatry,
And I’ll believe thee.
(Y cómo no)
Thank you for following me! I do not understand your words so well, but I understand that we share some interests.
Me gustaMe gusta
Unfortunately I don’t have the time yo translate every post but if you find one that specially appeals to you please let me know and I can translate it for you…
Me gustaMe gusta
You’re so kind! I most certainly will if I’m totally lost!
Me gustaMe gusta
Great, it’s a deal. Have a great weekend…
Me gustaMe gusta