El día fue perfecto: incluyó disfrutar playa y mar, admirar lo guapos que son los brasileños, caminar por Ipanema, comprar frutas en el mercado, andar en bicicleta alrededor del hermoso lago Rodrigo da Freitas. Cuánto disfruto la compañía de mi personaja adolescente.
Por fin llega la noche. Caminar en la arena, con el marco de la luna y el rugido de las olas es un éxtasis. Ella va recogiendo conchas, yo no me quito la sonrisa estúpida del rostro. Luego pido 10 minutos de silencio y sentada de frente a las olas medito un poco: agradezco a todos los dioses juntos estos días con ella, en el mismo ombligo del mundo.


escucha con atención, notaras que hay un grillo cantando y bailando samba
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