Mi mejor terapia antiestrés

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Como el ser animal que soy, mi inconsciente demanda estar cerca de la naturaleza como fuente de vida, del hogar que conocí por milenios, de sus ritmos y su sabiduría. Se dice que las ciudades con más espacios verdes padecen menos criminalidad y no lo dudo. Es que nuestra esencia más profunda no necesita la sobresaturación de estímulos y exigencias de consumo que caracterizan las urbes. En cambio, sí requiere contacto con la belleza natural que nos coloca en el aquí y ahora, nos satisface y da paz.

Ayer, mientras caminaba en el parque nacional Viveros, en Coyoacán, pensaba en eso y recordaba el fantástico libro Beauty and the Soul, de Piero Ferrucci (Tarcher Penguin), que profundiza en estos temas. Sin duda es muy relajante la paciencia de las plantas y su belleza sin pretensiones, por eso en casa me gusta vivir rodeada de ellas. Además, me fascina maravillarme cuando echan un retoño o florean: resultan mi mejor terapia antiestrés. Ayer compré siete nuevas hijas. La vida es bella.

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Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

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