(da click en el enlace para ver el video)
Las letras del alfabeto son signos lingüísticos arbitrarios, es decir, no guardan una relación interna con los conceptos que representan cuando se unen. Lo que entendemos por «árbol» no se vincula intrínsecamente con la palabra «árbol», sino a través de una convención. Si todos los hablantes de español decidiéramos que mañana se llamara «avión» así sería, porque no hay nada en esa palabra vinculado con el concepto «Planta perenne, de tronco leñoso». Tan es así que en otros idiomas se llama diferente: «tree», «arbre», pero también «drzewo» (polaco), «pyebwa» (creole haitiano) o «medis» (armenio) (gracias, Google Translate).
Este divertido video juega con la magia de esos 26 signos lingüísticos. En estricto sentido, nos hacen humanos: cuando al usarlos formamos casi cualquier cosa imaginable nos distinguimos de los animales.


Muy conceptual, aunque poético 🙂 Es así en los idiomas indioeuropeos, pero en el mandarín (por ejemplo) algunas letras funcionan como pictogramas o ideogramas. Sobre todo en los monósilabos como árbol y persona.
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Claro, los pictogramas son otra historia! Gracias por apuntarlo, enriqueces el tema…
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Me recuerda a los cortos de un artista ruso… no sé si se llamaba Svankmajer o algo así.
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No los conozco, ¿de qué tratan?
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Gracias a Thot por estos convencionalismos tan útiles y encantadores. Sin ellos no seríamos ni una décima parte de lo que somos en la actualidad. Me horroriza pensar en un mundo sin palabras (y algún día espero sorprenderte al respecto de esta idea; no adelanto nada porque por culpa de mi procrastinación nunca sé si llegaré a buen puerto, pero si lo hago serás una de las primeras en saberlo).
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Espero, pues, la buena nueva.
*empieza a salivar como perro de Pavlov*
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Jaja… pues muy bien, eso de andar prometiendo cosas es muy bueno para obligarse a poner manos a la obra. Espero, en serio, que en algún momento pueda entregarte ese trabajo. Gracias por ser siempre tan amable.
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