
Vuelo de una hora hacia el este de Estambul para aterrizar en el aeropuerto de Nevşehir. Luego, media hora en taxi para llegar a Göreme (pronúnciese «Guréme», con «u» breve como a la francesa), donde nos hospedaremos en un hotel entre las cuevas de roca típicas de esta región turca: Capadocia, en Anatolia central. Aquí han dejado su huella innumerables civilizaciones: asirios, hititas, mongoles, persas, sirios, kurdos, armenios, eslavos, griegos, romanos y turcos.
Aventamos las maletas para salir a caminar, con un calor de 35 grados. El pueblo no tiene mayor atractivo, lo interesante está en la tierra de geografía inesperada, seca y de formaciones rocosas alucinantes. Por cualquier parte asoman montañas de piedra volcánica que semejan una tela muy arrugada, cuevas naturales en la roca, valles de piedras que uno juraría enormes falos erectos y que los lugareños llaman, con humor, The Valley of Love. Caminando llegamos a Görkündere, valle igualmente hermoso donde nos recibe un hombre de piel seca pero sonrisa inmensa, que nos trata de seducir a comprarle té mientras repite «organic, organic, organic». Nos sentamos en su modestísima tienda. Se llama Fazli, nos comunicamos con camaradería y buena fe. Mientras tomamos té amargo y dátiles, el hombre que es todo sonrisas nos regala una piedra que dice ser ónix y un frasquito que parece de azafrán. Su edad me intriga, así que en una hoja escribimos nuestros nombres junto al número que corresponde a nuestra edad. Luego escribimos «Fazli» y lo señalamos a él. Entiende el juego y escribe «68». El sol agobiante ha cobrado cuota en su piel. Le compramos varias cosas y nos despedimos con abrazos y un beso en cada mejilla. Qué personaje más querible.
Tras una hora caminando y casi deshidratados llegamos al Museo al Aire Libre de Göreme, donde se estableció un monasterio bizantino primitivo. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde el siglo IV fue refugio de cristianos perseguidos, que en el siglo XI aprovecharon el descubrimiento de que esta piedra es muy suave cuando se moja: así cavaron una miniciudad subterránea con iglesias, dormitorios, comedor y cementerio. Los frescos se conservan relativamente bien y son espectaculares en la llamada Iglesia Oscura. No es posible tomar fotos de ellos, pero traigo los ojos llenos de sus imágenes y comparto una tomada de fotoaleph.com, para dar una idea.
Regresamos al hotel en taxi, fundidos por el calor. Cenamos en una terraza con vista al pueblo y una botella de vino capadocio nos arropa para dormir en éste, un universo paralelo.





Hermoso y lleno de sorpresas! Gracias por compartir tu aventura 🙂
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Gracias a ti por compartirla conmigo.
Un abrazo
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¡Qué viaje! ¡Qué cultura! ¡Qué vino! ¡Qué maravilla! ¡Y qué sana envidia!
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Un viaje fantástico, Lino, qué te puedo decir!
Un abrazote
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me has dado tus ojos y tu palabra y te lo agradezco. besos y flores para ti.
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Qué bonitas palabras tuyas, abrazo agradecido para ti
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Estuve en Capadocia en febrero de 2009, nevando. Un viaje inolvidable.

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Guau, me imagino que la nieve añade otro elemento onírico a la película! Qué bello!
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Que envidia me das… cuánto me gustaría vivir esa experiencia. Todo llegará sin duda. Gracias por compartirla con nosotros. Un abrazo.
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Llegará, claro, y pensarás: «es mucho más de lo que me había imaginado».
Abrazos
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Qué maravilla!!! Gracias por traernos un poco de ese viaje tan bonito. Se ve en la cara de felicidad jjajjaa
Feliz regreso.
Abrazote
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Fue un viaje fenomenal, querida Nélida, lo que te diga es poco. Sin duda, mi cara refleja un poco del placer vivido a cada paso.
Gracias por la bienvenida…
Abrazo fuerte
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Nos dejas sin palabras, querida. «Maravillosamente envidiable» sería una torpeza que se me ocurre ahora. ¿Qué podría decir sin repetirme? ¿Cómo podría decir nuevamente que me asombra la capacidad que tienes para transmitir un cúmulo de sensaciones increíbles? Si hasta me dan ganas de leerlo de nuevo…
Te dejo un pequeño abrazo mientras vuelvo al principio de la entrada.
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No me sonrojes, querido Borgeano, no hago más que intentar poner en palabras lo que es difícil de describir porque se queda abajo de la piel.
Un abrazote para ti que me acompañas en mis viajes interiores y exteriores…
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Admirable el trabajo que voy descubriendo con interés y placer. Debe de ser todo eso como la
entrada en un universo esencial peregrino, intenso para el ánimo cuando se abre a empaparse de todo cuanto le despierta conocimiento y admiración. Y entre ello (pura crónica) la documentación, el parecer personal con sentido. Felicidades, Un fuerte abrazo, Julia.
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Capadocia conjunta sorpresa, juego, emociones todas juntas.
Gracias, un abrazo
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