El ilustrador francés Voutch es de mis moneros favoritos. Hace años tuve que tratar con él y el tipo es realmente difícil a nivel personal, pero sobresaliente cuando se pone a dibujar y condensa en una o dos frases una situación sensible, como ésta: un tratamiento totalmente igualitario entre dos suele ser un exceso o muy poco, sobre todo en lo que toca a las relaciones de pareja.
Le viene bien ese enunciado iluminador tan mexicano: «qué tanto es tantito», que quiere decir juguetonamente algo así como todo es absolutamente relativo. O quizá, con Voutch, habría que decir: «combien es tantito».
Ahí está, para que el lunes deje de serlo tanto y se convierta en #LunesDeMonos.
palabras a flor de piel 
Ni tanto, ni tampico, decimos por estos lares, posiblemente me gustas tanto que tantito es poco y quizá, demasiado mucho ese tantito que debo esperar para verte de nuevo y se transforma en tanto tormento …
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Oh, Dioses del verso perverso! En esta dimensión tan relativa sigo sin saber «combien» es tantito.
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Lo primero que me llamó la atención es la calidad del dibujo para sólo una viñeta; un excelente trabajo, sin duda. Luego, lo que dice sólo vale (para mí, claro) como una broma o como un juego léxico/filosófico. Por mi parte, aunque conozco a personas para las cuales esa situación implica un «demasiado o insuficiente», no lo es para mí. Ahora me rectifico un poco: la viñeta está bien, eso es cierto en gran parte; el hecho de que para mí no lo sea no implica que Voutch no tenga razón.
Dejo el comentario como salió pa´que veas cómo me haces reflexionar con sólo una entrada «graciosa».
Abrazo de igual a igual (pero vos más bonita. Cómo te gusta desequilibrar las cosas, che…).
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Me encanta los muchos caminos que vas trazando a partir, como bien dices, de una entrada de humor. Voutch en lo personal me encanta, como digo en la entrada, y a ti no, como dices. No discutamos más. Lo nuestro se sostiene aunque no existiera Voutch. Qué digo: aunque no existiera el humor.
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Oh, no… no digo que no me gusta (de hecho, acabo de conocerlo); incluso acepto que tiene razón. Lo que ocurrió es que en un primer momento no me vi reflejado en la idea que propone y en esos casos uno enseguida cree que el otro no tiene razón (todos somos, en ese aspecto, antropocéntricos). luego me dije que sí, que el muchacho, en líneas generales, está en lo correcto.
Cosquillas.
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