
Por casualidad (¿hay algo que no lo sea?) me encuentro en la red estas imágenes de Didac Martínez, fotógrafo español. Y me inquietan.
Llevo meses pensando el cuerpo, el mío, la lucha contra el tiempo, las obsesiones de belleza que lo abrazan. Los deberes que lo constriñen.
Lo que implican dietas, maquillajes, tintes, decoloración, depilación, botox, cirugías: afanes sinfín para «pulirlo».
Mi cuerpo como materia prima, el inmediato medio de expresión.
La obsolescencia de la mercancía llamada mi cuerpo, hecha de piezas intercambiables.
La más marcada por expectativas culturales y, al mismo tiempo, la más personal.
Las fotos de Martínez me regresan a esos temas. ¿En qué momento el cuerpo, el mío, el tuyo, se volvió escenario de incontables luchas? ¿Adjetivo, en vez de sustantivo? ¿Cuándo dejó de ser fiesta para convertirse en deber ser? ¿Es distinto de estas imágenes, concebidas a partir de ideales? ¿Arcilla moldeable para complacer a qué dios inquisidor?
Aquí me quedo, pensando, nomás pensando.
Pues, como suele pasar, todo empieza al principio. Un pregunta más realista (o interesante) sería ¿cuándo tuve por primera vez conciencia de todo ello?
Me gustaLe gusta a 1 persona
Difícil decirlo, a lo mejor hace unos minutos…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es una pregunta compartida por todos los que (supongo) pasamos cierta barrera temporal. Digo supongo entre comillas porque no sé si esto es necesariamente así (que lo haya sido en mi caso no significa que esto sea una norma ni mucho menos).
Lo bueno, como siempre, es seguir haciéndose este tipo de preguntas.
Cariños a las arrugas.
P.S.: Me brindaste la oportunidad que estaba buscando. Ya sabrás porqué digo esto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Y más allá de mi cuerpo, el asunto de el cuerpo me hace pensar cómo lo llevamos puesto en este momento social. Claro que la reflexión la aterrizo a partir de mi propia experiencia, pero dado que no me he hecho ninguna cirugía estética ni me aplico bótox ni me decoloro la piel ni el pelo algunas ideas me quedan un poco volando pero creo que la reflexión es similar porque parte de cómo «usamos» socialmente el cuerpo.
Un tema con doble fondo, claro.
Gracias por la oportunidad.
Abrazos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Y nunca lo hagas. ¿Quién se atrevería a retocar a la Madonna de Fouquet?
Me gustaLe gusta a 1 persona
Adjetivo en vez de sustantivo… sí, cuando hablas de capacidades perdidas, dolencias, nostalgias por el «antes corría y saltaba», «era muy fuerte»; si, te vuelves un adjetivo corporal. Independientemente de los afeites.
Me gustaLe gusta a 1 persona
El cuerpo va cambiando físicamente, es indudable y natural. Eso no me jode tanto como lo otro, lo impuesto, lo ilógico, las obligaciones inconscientes a las que hay que someterse.
Me gustaMe gusta