Por sus glúteos los conoceréis

Algunas nalgas provocan sofoco. Ahogo, pues. Poco puede hacerse ante ellas. Es decir, mucho, pero poco a nivel de resistirse, de encontrar motivos para no sucumbir. ¿A qué empujan (ejem)? A exprimir, acariciar, besar, sobar, mordisquear y, tras una mínima pausa, ceder de nuevo a la devoción que inspiran. En general hablan un lenguaje contundente. Ese par de pedazos deSigue leyendo «Por sus glúteos los conoceréis»