El poeta tiene la pluma aguda, igual que la mirada, pero eso sólo cuando quiere (lo segundo), porque de cotidiano acaricia con los ojos (ver abajo de este post). Lo primero lo lleva entretejido, porque se amistó con libros hace mucho y con ellos pasa mejor las horas. Arma su abecedario personal con las letrasSigue leyendo «#MiércolesDePoesía Lo que dice una espalda»