Curiosidades del mundo editorial (notas desde la trinchera)

Quien lo conoce desde dentro sabe que el mundillo de las revistas se cuece aparte (¿aparte de qué? ¿aparte de dónde? ¿de parte de quién?). Así, frases que en la vida cotidiana tienen un sentido, en los pasillos de una editorial adquieren otro significado, sin perder el original. Por ejemplo, decir «pero qué mala cabeza» tendría, al menos, las siguientes acepciones:
1. El juicio del interpelado es sumamente cuestionable.
2. El susodicho tiene un fenotipo poco agraciado.
3. El título dado a un artículo no le hace justicia al contenido.

Asimismo, que alguien comente «cambiamos la fuente por orden del jefe» puede leerse como:

1. El Cupido del patio, que escupía un chorro de agua, fue reemplazado en respuesta a la intransigencia del superior.
2. El área de diseño se vio obligada a elegir otra letra para el texto por idéntica razón.

Por otro lado, «volver a hacer la secundaria» es sinónimo de:
1. Revisitar las aulas de la educación media para obtener un certificado.
2. Escribir de nuevo la introducción de un artículo.

O escuchar decir a alguien con un respiro «por fin voy a quemar los discos» puede interpretarse como:
1. Los Cd’s del interfecto serán víctima inmediata de sus aficiones piromaniacas.
2. Se trata de un diseñador en cierre de edición, que ve asomarse el final del túnel pues está por grabar la revista para su envío a la imprenta.

En fin, supongo que esta polisemia contribuye a la conocida falta de cordura de quienes nos movemos gozosamente en este mar de significados.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

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