Hoy de madrugada, preparándome para ir a clase de yoga, encontré el universo contenido en unas pocas líneas del libro Yoga: inmortalidad y libertad, de Mircea Eliade (FCE):
«Bajo las apariencias del ‘pensamiento’ se esconde en realidad un centelleo indefinido y desordenado, alimentado por sensaciones, palabras, memorias. El primer deber del yoguin es pensar, esto es, no dejarse pensar. Por ello la práctica del yoga comienza con la concentración en un solo objeto, que obstruye el flujo mental».
Nunca me lo había preguntado ni se me había ocurrido que existía esa diferencia no-sutil. Pensar es concentrarse a propósito en un objeto/idea, dejar de lado cualquier distracción, mientras dejarse pensar es ser tomado por pensamientos, recuerdos, reflexiones, incluso tonterías. Me la he pasado diciendo que el yoga me ayuda a «no pensar» cuando en realidad, según este concepto, me ayuda a «pensar», es decir,
a concentrarme en la respiración, en las sensaciones de mi cuerpo, aislando por completo todo el resto del mundo. Uffff, supongo que esto es lo que se llama «una revelación».
Me ha gustado mucho esto; y de cierta forma me he puesto a meditar lo mismo.
Gracias por ello.
Abrazos 😉
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