Hace unos días fui a ver Amour, película de Michael Haneke nominada al Oscar. No revelaré detalles para quien no la haya visto, sólo diré que trata sobre una pareja de ancianos que se enfrenta a la enfermedad y consiguiente decrepitud de ella. El marido la cuida, la procura, está a su lado en una verdadera actitud de amor vuelto hechos cotidianos.
Mientras la veía recordé una historia muy similar, de la vida real, que me hizo un nudo en la garganta. El año pasado, en la exposición de la World Press Photo en el Museo Franz Mayer, me llamó la atención esta foto del argentino Alejandro Kirchuk, ganadora en la categoría Vida cotidiana. Me impactó tanto que tomé con mi celular tanto la imagen como la cédula: muestra a un anciano dándole de comer a una mujer postrada en una cama, con la mirada de un animalito desvalido. Se trata de Marcos y Mónica, pareja que llevaba unida 65 años cuando a ella le diagnosticaron Alzheimer. Los cuatro años siguientes, Marcos se dedicó a cuidarla, alimentarla, hacerle puré cuando ya no podía tragar, cambiarle los pañales. Mónica escasamente podía reconocerlo pero él se mantuvo firme en su idea de cuidarla él mismo, en casa: «Dónde va a estar mejor que aquí. La trato como a una princesa, aquí tiene todo», decía. Finalmente, en 2011 la enferma falleció.
Historias como esas llenan de esperanza el diario caminar. Ignoro si Haneke conoce esta historia pero sin duda gira felizmente en la misma órbita que su cinta.
Aquí, en link al sitio de la World Press Photo 2012:
http://www.worldpressphoto.org/photo/2012-alejandro-kirchuk-dls1-el
esas son las historias que nos recuerdan lo frágil que somos…y el mundo esta lleno de esas historias, solo que a la mayoría nos gusta la historia en donde el dolor no se muestra y la pasión son besos, son orgasmos y placeres…
Me gustaMe gusta
Bien por la pasión, los orgasmos y placeres, muy dignos de celebrarse, pero estas historias tienen también un lugar importante en los afectos, al menos en los míos!
Me gustaMe gusta
también en los míos querida
Me gustaMe gusta
Qué gusto que compartamos la afición por este tipo de historias que estrujan y cimbran.
Me gustaMe gusta
He terminado de ver la secuencia de fotos con un nudo en la garganta, por decir poco. Creo que historias como éstas son comunes, sólo que no «venden», no sirven para ejemplificar, no son aptas para la televisión ni para la radio. Quizá por eso el medio ideal sea la fotografía (aunque alguna vez hablamos también de los buitres que se alimentan con ella).
Conmovedor post D.
Me gustaMe gusta
Sí, me pareció igual, sobre todo porque al ver la película uno puede pensar «claro, eso sólo pasa en la ficción», pero aquí es una historia de la vida real. QUé bueno que World Press Photo premió ese trabajo, motivando así a quienes buscan consignar ese tipo de historias.
Abrazo
Me gustaMe gusta