El amor tiene forma geométrica

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Dos amigos que rondan los 40 años me piden que «como mujer» les ayude a pensar cómo salvar sus respectivas relaciones de pareja, que lucen tremendas cuarteaduras de piso a techo. Los siento sinceros, preocupados. En mi papel de psicóloga de banqueta comento lo que las amigas decimos al hablar de hombres y lo que yo misma viví con mi ex marido: que suelen ser indiferentes hacia los temas de pareja y asumen que una estará ahí pase-lo-que-pase, que acostumbran minimizar los reclamos, que en lugar de ser autocríticos ponen excusas. Así, para conjurar un rompimiento sugiero demostrar un sincero compromiso con la relación, asumir los errores cometidos y reconstruir el entramado sobre una base de honestidad.

Me siento ridícula como vocera femenina, pero ambos dicen que el ejercicio está siendo útil, que sigamos. Les comparto algo que pensé al divorciarme: «él me quiso, pero yo no me sentí querida». En otras palabras, uno puede amar en color rojo pero la otra persona espera un amor en color verde, uno puede querer en forma de triángulo mientras la necesidad del otro es en forma de cuadrado. Claro, se busca conciliar uno y otro, pero la geometría es tan caprichosa como el amor mismo. Ups, yo y mi manía de encontrar símiles para todo: en vez de darles esperanza creo que hice todo lo contrario.

PD A veces, por un azar de Fortuna, el amor de ambos tiene figura circular.

PPD Lo peor es que cada vez me convence más la metáfora.

Publicado por Julia Santibáñez

Me da por leer y escribir. Con alta frecuencia.

8 comentarios sobre “El amor tiene forma geométrica

  1. Entoces yo creo que tenemos mi marido y yo la misma figura, tanto años casados y juntos, ay estamos, cada dia el pilar más fuerte. Me gusto esta entrada.

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  2. Pues fíjate tú que, aunque los ‘sólidos platónicos’ son ciertamente bellos, la complejidad que se obtiene con la macla de dos de ellos resulta, muchas veces, aún más atrayente. Así, si unimos un cubo con un octaedro nos daría un poliedro irregular; sí, el resultado de la unión no sería ya regular y convexo como lo eran sus generadores pero, a cambio, incrementando sus vértices, aristas y facetas obtendrían una mayor complejidad de colores y sombras. Eso pasa muchas veces con las parejas, pretenden mantener su unicidad sin unión, su ‘solidéz platónica», y eso, tiene un precio.

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    1. En mi opinión, dentro de ciertos márgenes es interesante la pluralidad, es complementaria, pero en este caso me refiero a las «formas de amar», no a las personalidades en sí. En fin, es sólo una idea…
      Gracias x comentar, saludos

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  3. A veces el material es flexible, entonces las formas se amoldan, y con el tiempo, como todos vamos cambiando gracias a Dios, las formas van cambiando. El cambio no es parejo, entonces hay periodos en que no encajamos… pero con amor y ganas, otra vez volvemos a acomodarnos, y es muy lindo volver a encajar, con una nueva forma, mas crecidos y más maduros…

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    1. Me gusta cómo lo dices, la flexibilidad y el amor sin duda resultan cruciales en ese «acomodarse» a los cambios. Qué bueno que exista siempre esa posibilidad esperanzadora!
      Abrazo

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