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Para inaugurar el fin de semana aquí va una canción divertida pero no ociosa. Amandititita lleva el humor entretejido en su nombre artístico, navega a contracorriente, se regodea en lo «naco», lo de mal gusto, lo no-elegante y, desde ahí, hace una crítica inteligente. Cantante y compositora, a través de sus letras se burla de los ángulos más lamentables de los mexicanos: nuestros traumas de clase, la discriminación que nos caracteriza, nuestro deseo de ser gringos, las incongruencias que nos habitan.
Recientemente dio a conocer esta canción, «La criada», término despectivo (junto con «sirvienta») para referirse a las chicas que realizan servicio doméstico. La letra y el video son al mismo tiempo simpáticos y lapidarios, espejo en el que no quisiéramos reconocernos pero sí, ahí estamos. Nada más efectivo para lograrlo que el humor de este personaje de Amandititita que mientras dice «Y a mí no me gusta obedecer», se vacía el perfume más caro del tocador.
Dicen tras de mí: “la criada”
Y frente de mí: “mucama”
Cuando yo no estoy: “la sirvienta”
Pero yo me llamo Roberta (2x)
«Que lo limpie la criada»
«Que lo arregle la criada»
«Para eso le pagas a la criada»
«Deja que lo haga la criada»
Trabajo en una familia de alta sociedad
Tienen mucho dinero pero poca dignidad
Yo soy la que la mugre tiene que tallar
Con un sueldo miserable que no me alcanza pa na’
Hacen lujosas fiestas de caridad
Pero a mí no me pagan el seguro social
Son acaudalados pero bien cochinos
No se limpian en el baño pero usan perfumes finos.
Y a mí no me gusta obedecer
Y a mí no me gusta obedecer
Y a mí no me gusta obedecer
Dicen tras de mí: “la criada”
Y frente de mí: “mucama”
Cuando yo no estoy: “la sirvienta”
Pero yo me llamo Roberta (2x)
«Que lo limpie la criada»
«Que lo arregle la criada»
«Para eso le pagas a la criada»
«Deja que lo haga la criada»
La señora de la casa es una elitista
Pinta cuadros de frutas y se cree artista
Juega canasta, toma martinis
Y al guardaespalda se aparece en bikini
Mientras yo lavo los platos mi jefe Dinero
De un ex presidente es el mandadero.
Tiene sucia la conciencia como yo el lavadero
Se me hace sexy que es corrupto y majadero.
Y cuando la señora se va a dormir después de un coctel
De vodka y Rivotril, el señor de la casa caminando de puntitas
entra a mi cuarto cuando yo estoy solita
Y me dice muchacha
Y me dice muchacha
Yo me llamo Roberta
Y cerramos la puerta.
Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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el final es hermoso y supongo que tan real
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Hermoso por la ironía y el juego de venganza, terrible porque en infinidad de casos las mujeres del servicio doméstico son violadas por el «señor de la casa» (o el «joven de la casa») como si tener sexo fuera parte de sus obligaciones laborales. Lo cierto es que Amandititita da en el clavo. Otra vez.
Abrazo
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Reblogueó esto en En Humor Artey comentado:
Crítica social con humor y en formato canción.
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