
Aunque la vida se luce burlándose de uno, siempre existe ocasión para más autohumor. Motivos hay de sobra, pero hoy me centro en la feroz extravagancia de no disfrutar a fondo lo que tengo por estar pensando en lo que no tengo (sí, en especial cuando se trata de pareja). Es lo que viene siendo el posgrado en fantasmagorías, la versión afectiva de la mosca en la pared, tan contrapuesta a aquella perla presocrática josesiana: «Ya lo pasado, pasado. No me interesa». Cómo no reírme de mí cuando me veo así dibujada, tan chistosita yo.
El cartón merece un comentario adicional: es de Rayma Suprani, humorista gráfica venezolana quien ha tenido una postura crítica hacia Nicolás Maduro y, en su momento, hacia Hugo Chávez. Trabajaba en el periódico El Universal, el más grande y antiguo de ese país, y fue despedida en 2014 tras 18 años de trabajo, cuando representó la salud de Venezuela en un monitor cardiaco: la firma de Hugo Chávez como una línea recta, muerta. Está activa en Twitter como @raymacaricatura. Vale la pena.
Que el #LunesDeHumor sea menos lunes. A mis costillas.