
Me pongo mal cuando las damitas respetables dicen que es antiestético, horrible. Yo más bien he confesado muchas veces mi devoción por el falo. Lo digo porque estoy leyendo la nueva traducción al español de El amante de lady Chatterley, novela de D. H. Lawrence que acaba de publicar Sexto Piso, con impecables ilustraciones de Romana Romanyshyn y Adnriy Lesiv. Años atrás había leído el original en inglés y lo recordaba como uno de los libros que más lúcida e impecablemente hablan sobre el pene, así que con gusto le hinqué el diente a la versión en español. De ahí extraigo estos tres pasajes en los que Lawrence, maestro de maestros, levanta un templo a la verga a través de la visión de la protagonista, Connie:
“[Ella] fue consciente de la pequeña reticencia y ternura del pene. Y de nuevo se le escapó un pequeño grito maravillado y triste, su corazón de mujer lloraba por aquella cosa tan tierna y frágil que había sido tan poderosa […] El falo erecto se alzaba oscuro y ardiente desde la pequeña nube de pelo rojizo. Ella estaba expectante y temerosa. —¡Qué extraño! —dijo lentamente—. Qué aspecto tan extraño tiene cuando está alzado, tan grande, oscuro y seguro de sí mismo […] ¡Tan orgulloso! —murmuró inquieta—. ¡Tan majestuoso! Ahora sé por qué los hombres son tan dominantes. Es realmente hermoso, de verdad. Es como una criatura distinta y un poco temible, pero realmente hermoso. ¡Y viene hacia mí! […] Y ahora es pequeño y suave como un capullo lleno de vida —dijo tomando aquel pene empequeñecido entre las manos—; en cierto modo, es encantador, pero independiente y extraño. Y también inocente. Y ha entrado tan dentro de mí… Nunca lo insultes. Ya no es sólo tuyo, ahora también me pertenece«. (pp. 235, 280, 281).
Carajo, no he leído nunca un homenaje más chingón a ese obscuro y al mismo tiempo tremendamente luminoso objeto del deseo.

Gracias, que a veces esto del órgano es complejo, ingrato y azaroso.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Supongo, sí, pero eso no le quita la enorme gracia al mentado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Como decía el borrachito del chiste: deje lo bonito, ¡lo bueno que me ha salido!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Genial.
Me gustaLe gusta a 1 persona
«independiente y extraño».
Sin duda muy acertado, a veces va por libre y se alza sin el dueño del todo desearlo…
Besos.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Lo sé, me han contado historias… Tiene su propia inteligencia, me parece.
Besos de regreso
Me gustaLe gusta a 2 personas
Coincido en lo bellos que son y en que te gustan tanto que no respetas si es propio o ajeno con tal de que se inclinen hacia ti, aunque te hayan desechado cuando sí te pertenecían y despues de admirarlos tanto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Loa colectiva a ellos (a los penes, se entiende, no siempre ni necesariamente a sus dueños).
Me gustaMe gusta
guaauuu qué lírica peniana!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Necesaria celebración a varias voces.
Me gustaMe gusta