Peña Nieto, don vencido, don molido a palos, demostró ayer que es minúsculo, tanto como aquello de Alfonsina Storni: «Hombre pequeñito, hombre pequeñito, Suelta a tu canario que quiere volar… Yo soy el canario, hombre pequeñito, Déjame saltar […]». La tragedia es que ambos, el hombre insignificante y el país que gobierna están cada unoSigue leyendo «EPN, el hombre pequeñito»