
Peña Nieto, don vencido, don molido a palos, demostró ayer que es minúsculo, tanto como aquello de Alfonsina Storni:
«Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar […]».
La tragedia es que ambos, el hombre insignificante y el país que gobierna están cada uno en su propia jaula. Y no saben cómo escapar.
Triste papel el de Peña Nieto… 😦
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Mucho más que triste: vergonzante, lamentable.
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Y qué me dices de su equipo? La idiotez de ayer no se le ocurrió a Peña, te lo aseguro. Eso vino de alguno de los incomprendidos genios a la Nuño. Los mirreyitos con posgrados en «comunicación política», expertos en el arte de encabronarse y hacer payasadas. Ridículo.
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Claro, no gobierna solo, pero es la cabeza.
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La «cabeza»… Es más cara que cabeza -esto sólo en sentido burocrático. En fin. Él y sus asesores son todos unos mentecatos.
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Eres muy decente. Se me ocurren varios adjetivos bastante más pictóricos.
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La tristeza es compartida, Danioska; la incomprensión también. Acabo de ver un video donde Donald Trump se mofa del EPN diciendo «Ayer el Presidente de México o ex-Presidente, no me importa… dijo que no pagaría por el muro. Ahora tendrá tres metros de altura más…». Es difícil salir del estado de pena y asombro en el que esta gente nos sume.
Abrazo solidario.
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Es de verdad muy lamentable. Mucho.
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