«No puedes saber lo que no tienes palabras para nombrar»
-Rosa Montero
Son días de tormenta. Está crecido el río, más sucio que de costumbre. En su fuerza revuelca ovejas de miedo, troncos dolidos, chivos de culpa, toros de ira. Llevados por la corriente golpean las piedras. Con ojos desorbitados sacan la cabeza y gimen. La arena los calla, el agua que ruge se impone. El pequeño caporal logra evitar la corriente, pone a salvo a sus pollitos. Espera que el sol vuelva a salir, que el río encuentre su cauce.
No hay que olvidarse de Heráclito, querida; el tiempo fluye.
Me gustaMe gusta
Eso, justo eso no quiero que se me olvide.
Abrazo
Me gustaMe gusta
Mucha fuerza poética tu descripción. En el límite de una epopeya de ese río oscuro y fuerte que en mi percepción no calza con el concepto de sucio que es tan de humana natura!
Me gustaMe gusta
Es un río harto humanizado éste…
Me gustaMe gusta
es eso entonces su vilolencia y lo ‘sucio’ ? Bueno doy vuelta mi lengua ..jejeje 7 veces, dice el proverbio arabe….la verdad es que lo humano en su devastacion toca una de mis cuerdas sensibles…prefiero que la esencia del rio continue en su pureza de rio…
Me gustaMe gusta
Lo violento, lo sucio, lo dolorido es netamente humano. La aspiración es que el río encuentre su pureza de río y se dedique a fluir sin arrasar.
Me gustaMe gusta