No sé si he hablado aquí de mi pasión por la danza. Hice ballet y danza contemporánea durante varios años: desde mi infancia tardía hasta que cumplí 21. Por mucho tiempo tomé dos horas diarias de clases. Incluso consideré dedicarme a bailar: al final decliné por múltiples razones pero conservé el gusto por las formas perfectas, mismas que me mueven cada fibra cuando se me atraviesan imágenes como éstas, de una estética inverosímil. Obra del fotógrafo alemán Michael Papiendick (él mismo exbailarín), son un verdadero banquete para la vista, se ame o no la danza. Buen provecho…
La plasticidad de un cuerpo –y más aun si es captado con tanta delicadeza– te deja sin aliento. el blanco y negro le suma gracia y elegancia. Iba a decir algo con respecto al cuerpo femenino y su perfección, pero temo decir una burrada llevado de la mano de mi natural predisposición a verlo más agradable que al cuerpo masculino.
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No creo que dijeras una burrada si alababas el cuerpo femenino, hasta ahí vamos bien, pero decir que es más estético que el masculino (como supongo ibas a añadir) eso sí que no te lo acepto…
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Estar en desacuerdo en este punto es estar de acuerdo. Hemos arribado (sanos y salvos) a nuestra primera paradoja.
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De acuerdo en el sano desacuerdo que al final es un acuerdo (ufff, todo un señor galimatías!!).
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