El fotógrafo mexicano Pedro Valtierra está celebrando treinta años de trabajo periodístico detrás de la lente: sus fotos de la Revolución Sandinista en Nicaragua y las guerrillas latinoamericanas hablan fuerte, pero las que ilustran este post las tomó durante el levantamiento del EZLN en Chiapas (1994) y son mis favoritas. Además está la labor de Valtierra como creador de Cuartoscuro, agencia y también revista de fotografía.
Estas mujeres con bebés a la espalda, enfrentadas a los soldados que querían entrar a sus pueblos, me tocan muchas fibras. La de cosas que han visto los ojos de Valtierra y la de cosas que nos hacen ver.
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cómo no reaccionar ante tanto dolor, porque eso es lo que veo….
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Sin duda, son muy fuertes
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Abrazos querida
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Abrazo de regreso
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Grave problemática enquistada en la tierra de nuestros hermanos nicaragüenses, que parece que ha sido reconducida por cauces democráticos. El pueblo, siempre sufridor, es quien debe de conseguir evitar, en las urnas, que el nepotismo y la corrupción campen a sus anchas. A todos nos toca.
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Por desgracia, en general las urnas no cambian nada o, en un gatopardismo nefasto, cambian para que todo siga igual.
Saludos
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Puede que Lampedusa estuviese de acuerdo contigo, pero, más allá de una tecnocracia teontocrática que yo consideraría como ideal de gobierno, por ahora parece que el sistema democrático es el menos malo de lo que se despacha por este doloroso mundo nuestro.
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Mucha tela de dónde cortar, sin duda. Como para un blog por sí mismo…
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Conocía algunas de esas imágenes, pero desconocía el nombre del autor. Hay muchas otras de similar factura, pero ése es otro tema: el de la recurrencia de ciertas manifestaciones y de ciertos justos reclamos.
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Abundan reclamos similares en todos los acentos, de todos colores y en todas las geografías, por desgracia. Lo q me conmueve es la forma de hacerlos: desde el arte y con enorme belleza
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A mí me conmueve la valentía de esas mujeres que, aun con niños en brazos, se enfrentan a esas hordas –porque otra palabra no les cabe– armadas hasta los dientes.
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Lo tremendo es verlas aparentemente indefensas y con sus hijos a cuestas, armadas de enormes agallas y valor acumulados por siglos, desafiando a soldados que, igual que ellas, vienen de los sectores más castigados. Deberían pelear hombro con hombro y sin embargo se enfrentan. Tragedias del sistema.
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