
«A veces lamento hablar en español: escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavas como estacas». -Alfonso Reyes
No me había planteado cómo se oye el español desde la extranjería. Sí, debe ser desafiante, estremecedor.
no lo había pensado…
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Yo tampoco!!
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pero es una idea ¡¡Genial!!
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Absolutamente, Reyes es brutal
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y envidiable…
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Tanto, que el mismo Borges se le cuadraba!
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otro enorme.
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y lleno de símbolos escritos que suenan siempre igual en cualquier lugar de cualquier palabra donde sean vistos…
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Y con vocales abiertas y cerradas, letras mudas, consonantes dobles… una maravilla
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Lamento discrepar un poco, para mí es un idioma un pelín absurdo, el tener una letra que no suena, el que usemos letras distintas para un mismo sonido «b» y «v».. sé que queda mal decirlo, pero siempre me pareció complicar lo sencillo.
Besos.
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No puedo ser objetiva en el tema, estoy totalmente sesgada así que asumo que mi respuesta lo será también: me parece encantadora la historia de los idiomas y del español, por supuesto, que en todo muestra sus genes, su trayecto de más de mil años, acusando influencia de muchas culturas. La «h» muda es huella de una «f» inicial que fue desapareciendo y quedó sólo como una leve aspiración o ya ni eso. No sé, a mí me parece fascinante!
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No entiendo, con exactitud, lo que quiere decir Reyes. «escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavas como estacas”. Luego de esta descripción, no entiendo cómo puede lamentar hablar este idioma.
Por lo pronto, y en lo personal, a mí me parece una delicia. Tal como dices tú, Danioska, estoy sesgado en este punto y no puedo ser objetivo. De todos modos, la crítica de Dess tampoco me parece demasiado determinante. El inglés también tiene letras mudas (la e silente, por ejemplo; también la h en ciertos términos). Ya lo estudió bien Umberto Eco en Obra Abierta y en otros textos (La búsqueda de la lengua perfecta). Todas tienen sus defectos y virtudes; sus pros y sus contras.
Creo que somos afortunados y que tenemos una lengua magnífica, eso si no nos negamos al placer de estudiarla y aprovecharla en toda su magnitud.
Cariños.
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Lo entiendo en el sentido de lamentar hablarlo por no ser capaz de oírlo de forma «extrañada, sorprendida», es decir, al entenderlo se pierde la sorpresa meramente fonética. Por supuesto que todos los idiomas tienen sus «absurdos», producto de su historia, pero hablando del español me parece especialmente hermoso y sólido, aunque asumo q también siento ua enorme carga afectiva por él y que en especial amo la lingüística por eso, por la oportunidad de meterme en sus entrañas.
Enviado desde mi iPhone
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Claro, claro; tienes razón, menuda torpeza la mía. Todo idioma foráneo tiene cierto encanto para quien no lo comprende y lo escucha como una música o una melodía. Aunque hay que tener en cuenta quién lo habla, también. No es lo mismo el habla de un campesino que el de una persona ilustrada (y no hago ningún juicio de valor al respecto, en ese sentido me conoces bien), pero aquí mismo, sin ir más lejos, a veces se me hace insoportable escuchar a ciertas personas.
Un tema aparte son las lecturas poéticas; tengo un disco de un contrabajista llamado Pierre Bousaguet en el cual, mientras él toca una base, un poeta lee uno de sus poemas. La combinación es estupenda. También vi algo parecido hace años, Stanley Clarke, un gran bajita, ejecuta el contrabajo mientras una mujer afroamericana, sentada a su lado, lee un poema. No recuerdo de él nada, ni siquiera recuerdo si estaba subtitulado o si capté algo con mi limitado inglés; pero fue tan bello todo que aun tengo la imagen grabada en mí. He buscado ese fragmento en internet pero nunca pude dar con él. Quizá algún día, como ya me ha pasado muchas veces, el azar me permita encontrarlo otra vez. Lo único que espero es que el recuerdo no haya magnificado la belleza del momento.
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Justo a eso se refiere la cita de Reyes, al encanto sonoro del español para quien no lo entiende. En cambio difiero sobre el tema del habla: tanto la del campesino como la del culto tienen su encanto particular, los registros son fascinantes (al menos para mí). Y las lecturas poéticas son una maravilla. Cuando estudiaba en la universidad fui a un recital de poemas de Miguel Hernández: en el escenario, una actriz leía los textos, en una esquina un violinista y un cellista tocaban a medialuz piezas que comunicaban el espíritu de cada uno y un proyector al fondo pasaba imágenes de la vida del poeta y de la Guerra civil española. Fue una experiencia estremecedora, tremenda. Lloré mucho, conmovida hasta el cabello. Lo que cuentas de poetas leyendo sus propios versos sobre un fondo de música suena también genial. Ojalá encuentres ese fragmento y sí, ojalá no te decepcione. La memoria suele engrandecer los recuerdos…
Abrazo
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